lunes, 7 de marzo de 2011

LA REALIDAD Y EL PORNO. CREATURA 62.

Es bien cierto, aunque sea una frase hecha, que la realidad imita al arte. Igual que el arte imita o pretende imitar a la realidad. Aristóteles señala en su Poética como la poesía, la literatura al fin y al cabo, debe tender a imitar a la realidad, a representarla de una manera u otra. Y múltiples propuestas han defendido esto durante siglos. El mismo Luzán en el siglo XVIII lo defiende en su propia Poética. Pero la otra circunstancia, la de que sea la realidad la que imite al arte es la interesante. Eso significa que el arte tiene no sólo magnetismo, sino capacidad para modificar la realidad. Y prestigio. Si modifica la realidad es porque puede hacerlo, porque los humanos le permitimos al arte modificar nuestra forma de vivir. No tengo ninguna duda de que el cine porno ha modificado el modo de vivir de muchos de nosotros. Aún recuerdo como un amigo nos contaba la primera vez que tuvo relaciones sexuales. Decía: ha sido increíble, he hecho lo mismo que en las películas porno, la he puesto en esta postura, luego en la otra, luego en la otra, … El modelo a seguir para él era el del cine porno, el único que conocía. También era su único bagaje sobre el tema, el único ejemplo que tenía y por lo tanto lo siguió al píe de la letra. Su primera vez pudo estar guionizada o coreografiada por cualquier trabajador del cine porno. Primero os ponéis aquí, luego allí, luego hacéis esto, luego lo otro. Sólo que él lo hizo más rápido. Y menos estético. En ese momento tan crucial de su vida el único referente que tenía era el ficticio. Y fue ese el que aplicó a la realidad. Así, la realidad se vio modificada por el arte (sé que a lo mejor es excesivo llamar arte al porno, pero no encuentro otra palabra que pueda usar). Habría que hacer una encuesta de un tamaño considerable para saber realmente la influencia que ha tenido el cine pornográfico en la forma de vivir la realidad sexual en muchos españoles. Para los que se han criado con el ejemplo directo del porno, el sexo ha de ser de una manera, tal vez estereotipada, pero muy clara, muy definible, muy identificable un reflejo de eso que han visto en la ficción, en las películas. Para los que lo hicieron antes todo fue más intuitivo, más casual, probablemente más inocente y también más científico, más basado en el ensayo y el error hasta que aquello funcionara. Toda una generación ha estado influida por el porno. Y para esa generación hay una serie de prácticas que siendo habituales en el cine lo han de ser también en la realidad. El ejemplo más claro parece el del sexo oral. Si bien tenemos testimonios antiguos de las prácticas de sexo oral, no parece que durante mucho tiempo estuviera tan extendido como lo está ahora. Y sobre todo que gozara de tanto prestigio como el que goza actualmente. Igual que determinadas posturas. Si un héroe del prestigio de Nacho Vidal o Rocco Siffredi llevan a cabo una práctica, ¿por qué no voy a hacerlo yo? El porno ha producido, por lo tanto, un efecto contagio en la forma de practicar el sexo en nuestra sociedad. Probablemente ha contribuido a eliminar prejuicios. También a poner de moda estéticas (depilaciones) y prácticas y posturas. Así pues desde un elemento ficticio, artístico si queremos, se ha producido una modificación de la realidad. De una realidad muy amplia y muy concreta además. El cine porno ha servido de ejemplo y ese ejemplo se ha seguido. Y la realidad ha quedado transformada.
Podríamos decir, sin embargo, que el cine ha tenido otros efectos. Recordemos un episodio de Friends. En él Joey y Chandler consiguen acceder a un canal porno sin pagarlo. Y lo tienen puesto veinticuatro horas por miedo a que se lo quiten. La visión continua del porno les hace ver la realidad de una manera distinta. Les hace pensar que la vendedora de pizzas se les desnudará al entregarles el cambio, les hace pensar que en el ascensor la compañera de trabajo o la desconocida se sentirá caliente y practicará con ellos sexo en aquel mismo lugar. Es decir, su perspectiva de la realidad ha sido variada por la constante visión del cine porno. Una especie de caso Quijote, pero en el plano sexual. Es probable que este efecto también se vea en nuestra sociedad. Ver muchas películas porno donde la forma de conseguir sexo es sencilla, fácil, común y continua ha hecho que el mismo sexo se vea de esa manera y que la forma de conseguirlo ha de ser así. No se precisan citas. No se precisan gustos o relaciones más o menos trabajadas. Viviendo una situación cualquiera se puede conseguir. Y cuando no es así se pierde la perspectiva. El mundo deja de tener el mismo sentido que tenía. Deja de ser comprensible para el aficionado a las películas porno que ve cómo la realidad no responde al estereotipo, a la ficción, a lo que debería ser. Esto produce una frustración, como la producía en Joey y Chandler que tienen que quitar finalmente el canal para vivir en la realidad. Si el mundo es tal y cómo lo representamos en la ficción, ¿por qué sin embargo es tan difícil echar un polvo? En la realidad, claro.