tag:blogger.com,1999:blog-45192874661202488822024-03-14T00:41:21.187+01:0013X21Unknownnoreply@blogger.comBlogger62125tag:blogger.com,1999:blog-4519287466120248882.post-91200402862199795612011-08-03T21:00:00.000+02:002011-08-31T21:02:00.550+02:00CREATURA 68. AGOSTO 2011. INDIVIDUALIDAD Y UNICIDAD <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm"><span><span><span><span style="font-size: 10pt"><span style="text-decoration: none">Lo único y lo individual tienen grandes diferencias. Lo único es aquello que no tiene copia ni comparación, es aquello que es, como su propio nombre indica, único. Uno y no más. Lo individual es lo propio de un individuo. Yendo más allá, es lo que corresponde a una persona de las que forman una comunidad. No tiene que ser único, vale con que sea propio, con que sea de un individuo. Son dos conceptos que no son exactamente antitéticos, pero que de cierta forma acaban excluyéndose. Lo único no puede ser lo individual, ya que lo único es ciertamente lo que no tiene más representantes de su especie. Sí puede haberlos en lo individual, que tiene como norma que eso pertenezca a una sola persona. Lo individual remite al individuo. A la persona. Algo que tiene que ver con un hombre. La unicidad, sin embargo, remite a la única representación de algo en su especie. En los últimos tiempos hemos sufrido un cambio social que ha trasladado el centro del universo de un término a otro. Aunque tal vez hayamos de remontarnos más atrás para tener mayor base comparativa y obtener una visión más universal y uniforme. A principios de los años veinte del pasado siglo, se hablaba del hombre-masa, del hombre que estaba dividido, que estaba subsumido en la masa. Este hombre-masa carecía de rasgos propios, de rasgos individuales, se comportaba como un todo con su comunidad social. A raíz de los movimientos sociales propiciados por los sindicatos, por la creación de la cadena de montaje y por la difusión cada vez más rápida de ideas que iban siendo admitidas como universales y ciertas, el hombre pasó de ser un individuo a ser una masa, a ser un colectivo. Este hombre colectivo se movía en grupo. Tenía un pensamiento colectivo. Tenía una forma de ser, de vestir, de leer y de entender colectiva. El grupo lo era todo. La comunidad generaba la personalidad que era igual para todos. Era la inmensa mayoría que triunfó en los totalitarismos del siglo pasado y que tan mal resultado dieron. De ahí se pasó al hombre individual. Al hombre que pensaba por sí mismo. Que se distinguía de los demás por un rasgo. No dejaba de existir la comunidad que era la que irradiaba un comportamiento </span></span></span><span><span style="font-size: 10pt"><span lang="es-ES"><span style="text-decoration: none">estándar</span></span></span></span><span><span style="font-size: 10pt"><span style="text-decoration: none">, un comportamiento base sobre el que cada hombre creaba el individuo. Esta personalidad individual se creaba a través de pequeños matices que realzaban la realidad de cada uno, la personalidad de cada uno. El individuo se podía crear a sí mismo. Podía distinguirse del vecino. Pero podía también sentirse uno dentro de un todo. Conocía las normas y las leyes y las respetaba pues sabía que fuera de la norma estaba el pecado y por lo tanto el castigo. Sabía que todos los hombres son iguales en ciertos aspectos y que se diferencian en ciertos rasgos individuales, pero que hay cuestiones universales para todos. Pero el hombre individual fue fracasando por su deseo de más y se ha ido imponiendo la unicidad. Desde el mismo </span></span></span><span><span style="font-size: 10pt"><span lang="es-ES"><span style="text-decoration: none">nacimiento</span></span></span></span><span><span style="font-size: 10pt"><span style="text-decoration: none"> se impone al niño la idea de que ha de ser único. De ahí la proliferación de nombres extraños, dado que esa persona debe ser única, ha de ser la única en el mundo que tenga ese nombre. Ante tal imposición, el hombre único reclama en cada aspecto de su comportamiento su unicidad. Si se es único las leyes universales no tienen validez y es el propio hombre único el que se impone sus normas. De ahí que las existentes sean cada vez menos respetadas. Costumbres y normas que han acompañado a la humanidad desde sus </span></span></span><span><span style="font-size: 10pt"><span lang="es-ES"><span style="text-decoration: none">inicios</span></span></span></span><span><span style="font-size: 10pt"><span style="text-decoration: none">, que están en todos los códigos morales, se van perdiendo en torno a este hombre único que como único que es no puede atenerse a las leyes de todos los hombres. Las suyas han de ser leyes únicas, particulares. Por eso su falta de respeto a las normas fijadas: respeto a los mayores, respeto al más listo, o al más fuerte, comportamientos antisociales, etc. El comportamiento del hombre único irá en consonancia con su idea de unicidad. Tratará de tener un vocabulario único, una forma de expresarse única, una forma de divertirse única. Pero nada saciará a ese hombre único en su camino a la unicidad. En todo ha de distinguirse de los demás y no distinguirse será particularmente lo que más daño le hará, lo que más le </span></span></span><span><span style="font-size: 10pt"><span lang="es-ES"><span style="text-decoration: none">frustrará</span></span></span></span><span><span style="font-size: 10pt"><span style="text-decoration: none"> y le llevará hacia caminos violentos. Esa norma tampoco es suya, por lo tanto puede romperla. El hombre único no puede crear normas. O no más que normas propias que además podrá romper a cada momento ya que su unicidad se lo permite. Cabría pensar que un hombre único sería irrepetible, pero la proliferación de estos hombres únicos, su multiplicidad y número cada vez mayor provoca a la postre un problema social. Todos han de distinguirse del resto, todos han de ser únicos. El futuro del hombre único debería hacerle retornar a la masa, ya que pretender la unicidad ha sonado siempre a idea absurda. Todos conocemos a alguien que ya ha hecho lo que podemos hacer nosotros. Pero su falta de normas y de percepción de la realidad, a la que ve como hecha a su medida, hecha para que él se pueda desarrollar como elemento único, hace difícil que este hombre pueda volverse e identificarse con la masa o a volverse en un individuo dentro de un todo.</span></span></span></span></span></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4519287466120248882.post-42941742655188113772011-07-03T20:58:00.000+02:002011-08-31T21:00:35.445+02:00CREATURA 66. JULIO 2011. CULPA. <p align="JUSTIFY" style="margin-right: 0.05cm; margin-top: 0.42cm"><span><span><span><span><span style="text-decoration: none">A ti no te importa. Pero es culpa mía. No es la misma culpa. No es esa culpa. Pero es culpa mía. Buscaba excusas para calmarme. Para huir. Pero era la culpa. Ya te conocía a ti. Aquella mujer era pequeña. Mucho más que tú. Podía cogerla en brazos fácilmente. La asomaba al espejo. Cogida de mis brazos. La minifalda se le subía y ella la bajaba de una manera estúpida porque en unos minutos su sexo y mis manos y mi boca y mi sexo se iban a mezclar. Yo me desnudaba rápidamente y dejaba la ropa tirada en la cama. Ella hacía lo mismo, pero su ropa siempre acababa en el sillón que había al lado de la cama. Tenía muchos peluches alrededor. Yo le regalé alguno de aquellos peluches. No quería que me quisiera. Sólo que me perdonara. Mi ropa luego se quedaba perdida entre las sábanas y tardaba un rato demasiado largo en encontrarla. Cuando ella me abría su puerta yo era un hombre feliz. La besaba tiernamente en los labios durante mucho rato. Ella, después, en la habitación, me decía que le había encantado la manera en que le había mordido el labio inferior. Que le había gustado mucho ese beso. Aún estaba vestida. Cuando acababa me pedía que me quedara dentro de ella. Abrazado a ella. Y yo me quedaba pegado a ella durante un rato. Entonces la culpa crecía y crecía en mi interior. Y mi sexo empequeñecía. Menguaba y menguaba en su interior. Buscaba mi ropa con la mirada mientras mi oreja estaba pegada a su pecho. La oía respirar. Oía su corazón latir todavía muy rápido. Me acariciaba el pelo. Yo buscaba la salida. Empezaba a buscar excusas. Palabras convincentes que taparan mi huida. Mentiras. Pensaba en el siguiente peluche que compraría. A veces pensaba en ti. Pero a ti no te importa. Porque la culpa es mía. Esa culpa no te incumbe. Ninguna culpa. Y no es la misma culpa. En mi casa, después de una despedida demasiado larga en la que había mentido demasiado bien para ser yo, demasiado bien para ser el hombre que presumo ser, buscaba la forma de quitar de mi mano el olor de su sexo. Pero no había manera de quitarlo. Ese olor permanecía. Llamaba y daba una excusa. Voy a tardar más en llegar. Inventaba una mentira. Lavaba mis manos del olor y de la culpa. Pero el olor se me pegaba aún más. Pero ese olor a culpa seguía ahí cuando llegaba al bar y te encontraba, rodeada ya de gente. Entonces tenía dos motivos de culpa. Tú y el olor. La mentira y el olor. Y escondía todo el tiempo mis manos. Y buscaba una excusa que no iba a necesitar porque a ti no te importaban mi olor o mis manos. Esa noche no podía dormir tranquilo y soñaba con que te buscaba y no te encontraba. Siempre sueño eso cuando me siento culpable. Pero a ti no importa. Y no es esa culpa. Y tampoco es la misma culpa. Cuando mi semen resbalaba por su cara yo cerraba los ojos fuerte para que esa imagen no se quedara grabada en mi memoria. Pero fracasaba. Y mi semen resbalando por su cara y su risa tonta mientras intentaba limpiarse con la mano se han quedado en mi memoria más fijamente que la primera vez que te vi. Que la primera palabra que te dije. Entonces también soñaba que te buscaba sin encontrarte. Pero entonces no sabía lo que significaba. Lo supe después. Cuando entendí la otra culpa. A ti tampoco te importa. No te importan ninguna de mis culpas. Porque es culpa mía. Es culpa mía que no me quieras. Es culpa mía. No es culpa tuya. No tiene que ver contigo. Es culpa mía. Siempre es culpa mía. No es culpa de tus pies. No es culpa de tu cuerpo ni de tus brazos. Es culpa mía. Es culpa de mis pies. Es culpa de mi cuerpo y de mis brazos. Es culpa de mi manera tan terca de ser. De mi manera tan estúpida de querer. Fue culpa mía otras veces y también lo es esta y lo será después. Porque siempre es culpa mía. Todo es culpa mía. El olor en mis manos. El semen que resbala. Las mentiras para huir. Mirarte a los ojos y negar. Quererte. Y que tú no me quieras. Eso sí que es culpa mía. Esa es mi culpa. A ti no te importa. Pero es culpa mía.</span></span></span></span></span></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4519287466120248882.post-39683340693455364252011-05-07T13:51:00.000+02:002011-05-07T13:52:08.373+02:00UN POETA, UN POEMA. LUIS CERNUDA. CREATURA Nº 64.<meta equiv="CONTENT-TYPE" content="text/html; charset=utf-8"> <title></title> <meta name="GENERATOR" content="LibreOffice 3.3 (Unix)"> <style type="text/css"> <!-- @page { margin: 2cm } P { margin-bottom: 0.21cm } --> </style> <p align="LEFT" style="margin-right: 2.15cm; margin-top: 0.42cm; text-decoration: none"></p><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" >Si el hombre pudiera decir lo que ama, </span></div> <span ><div style="text-align: justify;">si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo </div><div style="text-align: justify;">como una nube en la luz; </div><div style="text-align: justify;">si como muros que se derrumban, </div><div style="text-align: justify;">para saludar la verdad erguida en medio, </div><div style="text-align: justify;">pudiera derrumbar su cuerpo, </div><div style="text-align: justify;">dejando sólo la verdad de su amor, </div><div style="text-align: justify;">la verdad de sí mismo, </div><div style="text-align: justify;">que no se llama gloria, fortuna o ambición, </div><div style="text-align: justify;">sino amor o deseo, </div><div style="text-align: justify;">yo sería aquel que imaginaba; </div><div style="text-align: justify;">aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos </div><div style="text-align: justify;">proclama ante los hombres la verdad ignorada, </div><div style="text-align: justify;">la verdad de su amor verdadero. </div><div style="text-align: justify;">Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien </div><div style="text-align: justify;">cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío; </div><div style="text-align: justify;">alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina </div><div style="text-align: justify;">por quien el día y la noche son para mí lo que quiera, </div><div style="text-align: justify;">y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu </div><div style="text-align: justify;">como leños perdidos que el mar anega o levanta </div><div style="text-align: justify;">libremente, con la libertad del amor, </div><div style="text-align: justify;">la única libertad que me exalta, </div><div style="text-align: justify;">la única libertad por que muero. </div><div style="text-align: justify;">Tú justificas mi existencia: </div><div style="text-align: justify;">si no te conozco, no he vivido; </div><div style="text-align: justify;">si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.</div></span><p></p> <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm"><span ><span><span style="text-decoration: none"><span style="font-weight: normal">Luis Cernuda</span></span></span><span><span style="text-decoration: none"><b> </b></span></span><span><span style="text-decoration: none">es un poeta de la Generación del 27, esa generación rota por la guerra y que siempre se estudia en el colegio o en el instituto y de la que realmente se sabe muy poco. Poeta sevillano, de clase acomodada, Cernuda representa muy bien el espíritu burgués de la generación. También encaja en su generación por el hecho de haber cursado estudios universitarios y haberlo hecho en Madrid. Al estallar la Guerra Civil Cernuda tuvo que exiliarse en América. México fue el destino del poeta sevillano. Allí escribió alguno de sus mejores poemas. Frente a otros compañeros de generación, Cernuda siempre fue un poeta poeta, es decir, no fue profesor universitario, no fue novelista o dramaturgo. Su ocupación única fue la poesía. Dejemos de lado a los Formalistas rusos y su idea de que el poema o la obra literaria habla por sí misma y no es necesario conocer el contexto de producción de la obra o del autor. Esa información puede en ocasiones no ser útil, pero en otras podrá explicar muchas cosas. Es evidente que en ocasiones nos excedemos a la hora de relacionar vida y obra de un autor, que no es necesario conocer su lista de la compra. Pero no podemos negar que muchas veces su biografía nos aporta datos útiles a la hora de entender su obra. Cernuda era homosexual. Tenía fama de ser un tanto afeminado. Pensemos ahora en lo que dice el poema. “Si el hombre pudiera decir lo que ama”. Habla el poeta de la libertad de hablar. Tiene la libertad de obra y la de pensar pero no la hablar, que es la más dura en un poeta. Su amor es tal que justifica su existencia, pero no puede decirlo, no puede ponerle palabra. He aquí un tema fundamental en la poesía, la palabra y su capacidad liberadora, creadora. “En el principio era la palabra...” comienza diciendo San Juan en su evangelio. Y así es. Todo se hace con la palabra y mediante la palabra. Y así lo cree también el poeta que quiere hacer su amor más cierto, más verdadero pudiendo decirlo. Pero no puede hacerlo. Pero tiene que esconderlo. No puede apelar a la libertad que le exalta, a la del amor que vive y que no puede, pese a todo declarar. Cernuda titula uno de sus libros L</span></span><span><i><span style="text-decoration: none">a Realidad y el Deseo</span></i></span><span><span><span style="text-decoration: none; ">. Y de eso se trata aquí. De la realidad de un amor que existe y del deseo de contarlo. Pero de la confrontación entre ambos. De la lucha entre el deseo de decirlo y la imposibilidad de que ese amor, por su índole, pueda ser libremente declarado. La realidad truncando el deseo una vez más. Pero volvamos al tema de la palabra. La libertad para contar lo que se siente y lo que se piensa está, ha estado y estará constreñida en muchos sitios, en muchos momentos, por muchas razones. Y la expresión de ese sufrimiento es lo que expresa este poema. No poder decir lo que un hombre ama. Qué mayor desgracia. No poder declarar el amor que se desea y que se disfruta. Amor, palabra, deseo, libertad, temas universales que están en la obra de Cernuda y que vemos reflejados en este poema que tiene también una gran capacidad de identificación y un gran trabajo en la forma: ritmo, sonoridad y lenguaje. </span></span></span></span> </p>Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4519287466120248882.post-807136946314461112011-04-07T13:50:00.000+02:002011-05-07T13:53:00.813+02:00BLOQUEADO. CREATURA Nº 63.<meta equiv="CONTENT-TYPE" content="text/html; charset=utf-8"> <title></title> <meta name="GENERATOR" content="LibreOffice 3.3 (Unix)"> <style type="text/css"> <!-- @page { margin: 2cm } P { margin-bottom: 0.21cm } --> </style> <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm"><span ><span ><span><span style="text-decoration: none; ">Estoy bloqueado. Tengo que escribir mi artículo en Creatura. Pero estoy bloqueado. Así que no escribo. No me gusta escribir. Pero escribo. No dejo de escribir. Mantengo una relación confusa con la escritura. No me gusta escribir. Pero escribir, en ocasiones, me hace feliz. Escribir no me parece necesario. Puedo no escribir. Pero hace mucho que no dejo de escribir, que no pasa un solo día sin que escriba algo. Y sin que eso que escribo sea visto, sea público. No me gusta escribir. Pero escribo. Estoy bloqueado. Así que no escribo. Estoy bloqueado. Que es lo mismo que decir que estoy cabreado. Conmigo. Porque no hago lo que pido a los demás que hagan. Paseo por la habitación dando vueltas. Apoyo la frente en la mesa. Busco las palabras. No me gusta escribir. Miro por la ventana. Pasa una mujer. Está divorciada. Tiene dos hijos. Pienso en su marido. La realidad está llena de literatura. Esa mujer está llena de historias. Pero yo no puedo escribir. Pasa un coche. Se oye el ruido de un avión. El mundo está lleno de gente (¿Demasiada gente?) con historias más interesantes de las que yo puedo contar. No debería escribir. Ni aunque me lo pidan. Ni cuando tú me lo pedías. Pero lo hacía. Y lo escrito ya no puede borrarse. Ni romperse. (¿Dónde estará todo aquello que te escribí? ¿Lo guardarás? Realmente no me importa. Era mentira). Paseo por la habitación pensando en cosas que podría contar, en palabras que podría decir. Pienso en todo lo que he ido contando últimamente. Es como una novela inconexa, donde aparecen episodios aislados. Palabras comunes. Situaciones que están ligadas. Que son las mismas. Camas que han estado siempre vacías, pero de las que he ido expulsado a todas las mujeres que se acercaban. O que se podrían haber acercado. Sé que todo eso ha sido falso. No porque haya o no sucedido. No porque no haya sido posible. Es falso porque ha sido escrito igual que escribo ahora. Escribiendo lo que no quiero escribir. Escribiendo sin escribir. Mintiendo demasiado. Es el 21 de diciembre. La fiesta de Navidad. Mónica Perales y yo hablamos apartados de los demás. Me río cuando Mónica dice la palabra chingar. Es una palabra infantil. Sin darme cuenta he dicho una verdad. No se ha dado cuenta de que lo he hecho. Pero lo he hecho. Cuando bajo de la banqueta me siento mareado. Tengo ganas de vomitar. Bebo agua. Respiro lenta y profundamente. La sensación va pasando. Espero. Respiro. Nos vamos. Mario y Fran mean en una esquina. Espero. Seguimos esperando. Odio esperar. Nos vamos. Tengo ganas de vomitar. Desde entonces toda va mucho peor. Me abruma tu literatura. Tu forma de ver la realidad. Eso era antes. Ahora ya no. Ya no hay realidad. Ya no puedo contar nada. Sólo que estoy sentado en ese taburete del Callejón. Mientras hablo con Mónica Perales. Ese es el momento. No hay otros. Ese es el que quiero contar. El que intento contar. Pero no hay manera de convertirlo en nada. No puedo contarlo. No tiene palabras. Es un momento vacío. Es un momento sin significado y sin sentido. No es nada. Por eso no puedo contarlo. Pero quiero contarlo. Y no puedo. Desde entonces todo va aún peor. Por eso ahora apoyo la cabeza encima de la mesa esperando una palabra que no encuentro. Y lo único que se me ocurre es pensar en ti. Pero como pensar en ti me aburre abro google y escribo jizz. Tres mil </span></span></span><span ><span lang="es-ES"><span style="text-decoration: none">vídeos</span></span></span><span ><span><span style="text-decoration: none; "> me abruman tanto que no soy capaz de decirme. Me visto para salir a correr. Sudar. Respirar. Tal vez pensar. Pero no salgo. Intento escribir un mensaje. Pero estoy bloqueado. Últimamente no puedo escribir mensajes. Ni correos. Ni privados. Los escribo y los reescribo. Equivocándome. Diciendo lo que no quiero. Lo que no debo. Me rindo y definitivamente pienso en ti. En tu pelo y en tu nariz. Y pienso en tus pechos. Y no pienso nada más. Porque la fantasía requiere narración y estoy bloqueado. Eyacular ayudaría a pensar. Pero me bloqueo en otro momento vacío. Y no puedo continuar. Me miento a mí mismo. Empiezo a escribir. Palabras. Forman una historia. Otra vez conduzco. O me ducho. Sé que relación tiene eso conmigo. Sé que eso me ayuda a pensar. Otra vez hay una mujer que está a mi lado durmiendo. Y otra que es su antagonista. Pero en realidad no hay ninguna mujer. Es mentira. La literatura es sólo mentira. Me río de mí mismo. Yo no hago literatura. Pero sí miento. Me gusta mentir. Todo el tiempo. A todo el mundo. Sigo escribiendo sin sentido una historia que no es ni será cierta. Las frases llenas de palabras con sentido a veces me sorprenden. Soy un mentiroso. Un buen mentiroso. Mónica Perales ya no está sentada a mi lado. Pero lo estará dentro de un rato. Cuando llegue al final de la página y vuelva a leer todas las mentiras que he escrito. Y me sorprenda de eso que he escrito. Porque no lo he pensado demasiado. Porque no tiene sentido. Porque no me gusta. Porque es mentira. Y Mónica o ese recuerdo o la falsificación de ese recuerdo volverá siempre que escriba. Porque no podré nunca contar ese momento. Ni ningún otro que deba contar.</span></span></span></span></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4519287466120248882.post-46761841783180504632011-03-07T13:49:00.000+01:002011-05-07T13:52:34.864+02:00LA REALIDAD Y EL PORNO. CREATURA 62.<div style="text-align: justify;">Es bien cierto, aunque sea una frase hecha, que la realidad imita al arte. Igual que el arte imita o pretende imitar a la realidad. Aristóteles señala en su Poética como la poesía, la literatura al fin y al cabo, debe tender a imitar a la realidad, a representarla de una manera u otra. Y múltiples propuestas han defendido esto durante siglos. El mismo Luzán en el siglo XVIII lo defiende en su propia Poética. Pero la otra circunstancia, la de que sea la realidad la que imite al arte es la interesante. Eso significa que el arte tiene no sólo magnetismo, sino capacidad para modificar la realidad. Y prestigio. Si modifica la realidad es porque puede hacerlo, porque los humanos le permitimos al arte modificar nuestra forma de vivir. No tengo ninguna duda de que el cine porno ha modificado el modo de vivir de muchos de nosotros. Aún recuerdo como un amigo nos contaba la primera vez que tuvo relaciones sexuales. Decía: ha sido increíble, he hecho lo mismo que en las películas porno, la he puesto en esta postura, luego en la otra, luego en la otra, … El modelo a seguir para él era el del cine porno, el único que conocía. También era su único bagaje sobre el tema, el único ejemplo que tenía y por lo tanto lo siguió al píe de la letra. Su primera vez pudo estar guionizada o coreografiada por cualquier trabajador del cine porno. Primero os ponéis aquí, luego allí, luego hacéis esto, luego lo otro. Sólo que él lo hizo más rápido. Y menos estético. En ese momento tan crucial de su vida el único referente que tenía era el ficticio. Y fue ese el que aplicó a la realidad. Así, la realidad se vio modificada por el arte (sé que a lo mejor es excesivo llamar arte al porno, pero no encuentro otra palabra que pueda usar). Habría que hacer una encuesta de un tamaño considerable para saber realmente la influencia que ha tenido el cine pornográfico en la forma de vivir la realidad sexual en muchos españoles. Para los que se han criado con el ejemplo directo del porno, el sexo ha de ser de una manera, tal vez estereotipada, pero muy clara, muy definible, muy identificable un reflejo de eso que han visto en la ficción, en las películas. Para los que lo hicieron antes todo fue más intuitivo, más casual, probablemente más inocente y también más científico, más basado en el ensayo y el error hasta que aquello funcionara. Toda una generación ha estado influida por el porno. Y para esa generación hay una serie de prácticas que siendo habituales en el cine lo han de ser también en la realidad. El ejemplo más claro parece el del sexo oral. Si bien tenemos testimonios antiguos de las prácticas de sexo oral, no parece que durante mucho tiempo estuviera tan extendido como lo está ahora. Y sobre todo que gozara de tanto prestigio como el que goza actualmente. Igual que determinadas posturas. Si un héroe del prestigio de Nacho Vidal o Rocco Siffredi llevan a cabo una práctica, ¿por qué no voy a hacerlo yo? El porno ha producido, por lo tanto, un efecto contagio en la forma de practicar el sexo en nuestra sociedad. Probablemente ha contribuido a eliminar prejuicios. También a poner de moda estéticas (depilaciones) y prácticas y posturas. Así pues desde un elemento ficticio, artístico si queremos, se ha producido una modificación de la realidad. De una realidad muy amplia y muy concreta además. El cine porno ha servido de ejemplo y ese ejemplo se ha seguido. Y la realidad ha quedado transformada.</div><div style="text-align: justify;">Podríamos decir, sin embargo, que el cine ha tenido otros efectos. Recordemos un episodio de Friends. En él Joey y Chandler consiguen acceder a un canal porno sin pagarlo. Y lo tienen puesto veinticuatro horas por miedo a que se lo quiten. La visión continua del porno les hace ver la realidad de una manera distinta. Les hace pensar que la vendedora de pizzas se les desnudará al entregarles el cambio, les hace pensar que en el ascensor la compañera de trabajo o la desconocida se sentirá caliente y practicará con ellos sexo en aquel mismo lugar. Es decir, su perspectiva de la realidad ha sido variada por la constante visión del cine porno. Una especie de caso Quijote, pero en el plano sexual. Es probable que este efecto también se vea en nuestra sociedad. Ver muchas películas porno donde la forma de conseguir sexo es sencilla, fácil, común y continua ha hecho que el mismo sexo se vea de esa manera y que la forma de conseguirlo ha de ser así. No se precisan citas. No se precisan gustos o relaciones más o menos trabajadas. Viviendo una situación cualquiera se puede conseguir. Y cuando no es así se pierde la perspectiva. El mundo deja de tener el mismo sentido que tenía. Deja de ser comprensible para el aficionado a las películas porno que ve cómo la realidad no responde al estereotipo, a la ficción, a lo que debería ser. Esto produce una frustración, como la producía en Joey y Chandler que tienen que quitar finalmente el canal para vivir en la realidad. Si el mundo es tal y cómo lo representamos en la ficción, ¿por qué sin embargo es tan difícil echar un polvo? En la realidad, claro.</div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4519287466120248882.post-62233062039607755842011-02-21T21:25:00.000+01:002011-02-21T21:26:25.970+01:00MEMORIA. CREATURA Nº 61<meta equiv="CONTENT-TYPE" content="text/html; charset=utf-8"> <title></title> <meta name="GENERATOR" content="OpenOffice.org 3.2 (Unix)"> <style type="text/css"> <!-- @page { margin: 2cm } P { margin-bottom: 0.21cm } --> </style> <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm"><span ><span><span ><span style="text-decoration: none; "><span class="Apple-style-span" >No podría decir la razón pero últimamente todo me vuelve a ti. Y eso siempre es lo peor. No saber la razón de las cosas. Desde que empecé a acostarme con ella, a saber que la quiero, que estoy enamorado de ella ha aparecido tu recuerdo. Deberías saber que he estado mucho tiempo sin pensar en ti, que ni siquiera cuando me hablaban de ti pensaba en ti. Era como si hablaran de otra persona distinta, de una persona que yo había conocido y que tenía tu nombre, una persona que estaba en los mismos escenarios y con los mismos personajes que tú, pero no eras tú exactamente. Había conseguido sustituirte por otra, por una mujer que no eras tú, una mujer que tenía tu cuerpo, tus palabras, pero que no eras tú. Había conseguido eliminar lo esencial de ti en ese recuerdo. Supuse durante ese tiempo que todo lo había creado yo de alguna manera. Que no habían sucedido las cosas tal y como las recordaba. Y que por eso todo pasaba de ese modo. Por eso te podían mencionar sin que yo pensara nada. Sin que yo pensara en ti. Pero desde que ella está en mi vida tú estás empeñada en volver. Una imagen en una revista. Una mujer fuma. Su escote es pronunciado y parece mínimo. Su muñeca baja con displicencia mientras sujeta el cigarrillo. Los ojos son grandes. El pelo parece negligentemente peinado. Esa misma pose la tenías tú mientras fumabas. Tiene incluso el mismo escote mínimo e insinuante al que me asomaba. Se me ocurren las mismas palabras que entonces yo te decía al oído. Las mismas palabras sobre tu sujetador. Sus muslos blancos y mates aparecen entre la sábana. Ni tus muslos ni los de las chica de la imagen serán tan mates ni tan blancos. Todo parece ahora irreal. Las palabras en tu oído. Tus miradas. Tus escotes insinuantes. Tus preguntas. Tu cigarro. Nada de eso parece haber sucedido. En ese tiempo yo recreaba un futuro que nunca podría existir. Incluso entonces lo sabía. Y tú mejor que yo. Aunque siempre estuvieras poniéndome a prueba. Aunque siempre pareciera un aspirante al que tú examinabas. En ese futuro tú estás en mi cama como no lo estuviste nunca, en mi cama como sí lo está ella. Tus muslos desnudos y seguramente no tan mates como los suyos eran los que se aparecían entre las sábanas probablemente más lujosas, más sedosas que estas que nos resguardan ahora a ella y a mí. Caminamos por la calle mientras tú me coges del brazo y yo protesto una vez más, pero me miras y te ríes y yo me río y te aprietas aún más contra mí y no puedo evitarlo y no puedo protestar si quiera y te quedas ahí agarrada. Ella nunca se agarra a mi brazo y por eso la quiero tanto. Nuestra casa es grande y luminosa y no está aquí donde vivo yo. No está con la gente que quiero estar. Está lejos de todo lo que siempre he conocido y amado. Lejos de ella, por supuesto. Pero estás tú cada vez que me asomo al jardín o cada vez que voy a salir de casa y te doy un beso aunque esté tan enfadado contigo que en realidad te odio casi con todo ese odio que sólo tengo guardado para mí. Y tenemos lugares habituales y gentes que me saludan con la mano y me preguntan por ti. Y voy a sitios que no son míos sino que son nuestros. Me agobia tanto este pensamiento que tengo que girar la cabeza hacia esos muslos blancos y mates. Mis manos se acercan y los acarician una vez más como lo haría si fueras tú y ese el futuro. Pero no lo es. A pesar de que aparezcas una y otra vez con una insistencia que no comprendo. Este juego de mi mente es absurdo porque no llevará a ningún lado. Porque no podré pagarlo con nadie. No podré pagarlo con ella que duerme ahora mientras yo miro a la pared. Tú te hacías pequeña a mi lado. Me lo decías continuamente. Me siento pequeña contigo. Ella se agiganta y es más de lo que parece. A mí me da mucho miedo. Porque estoy condenado a perderla. A ti no te perdí. Las otras siempre me dieron igual. Las eché. Otras han pasado, por un rato, por mi cama. Más parecidas a ti que a ella. Más pequeñas. Con unos senos mínimos e insinuantes. No lo digas. No te intentaba sustituir. Nunca te amé. No necesité ocupar tu espacio. Otras pasaron por mi cama y ninguna me hizo pensar en ti. Ninguna me recordó el deseo que tenía de ti. Pasaban y las echaba. Ninguna dormía como duerme esta ahora a mi lado. No sé si a ti te hubiera echado. No sé si lo hubiera hecho como lo hice con ellas. A esta mujer de ahora no puedo echarla. Porque el vacío que deja es más grande que todo el espacio que necesito. Por eso sus muslos tan blancos y tan mates están ahora en mi cama mientras ella duerme y yo no. Tú estarás persuadiendo a alguien de algo. Seduciendo a alguien. Haciéndote la posible. Como esa mujer que fuma en la fotografía. La memoria de los últimos días permanece en mi memoria. Me dijiste que te gustaba la realidad que yo inventaba para ti. Para ella no tengo que inventar la realidad. Con ella me basta con vivirl</span><span class="Apple-style-span" >a. </span><span class="Apple-style-span" >Espero que a ella también. Esa memoria permanece. Algo tendré que hacer para borrarla. </span></span></span></span></span> </p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4519287466120248882.post-17064839273206728802011-02-21T21:24:00.000+01:002011-02-21T21:25:09.710+01:00UNA EXPLICACIÓN. CREATURA Nº 60.<div style="text-align: justify;">Se trata de explicar el mundo. Pero no a través de un sistema complejo de ideas y realidades expuestas con más o menos rigor filosófico, con más o menos ideas concretas y correctas, sino de explicarlo de una forma simple y abarcable.</div><div style="text-align: justify;">Ya las primeras narraciones, los primeros visos de ficción trataban de explicar la realidad. Eso son los mitos antiguos, los cuentos que de forma oral pasan de un miembro a otro de una tribu o un grupo. Se trata de explicar el mundo, de poner orden en la realidad, de hacer que el mundo de menos miedo, sea más apacible para nosotros. Así se explica cómo ha llegado el hombre a vivir, cómo consiguió el fuego, cómo se formó la tierra. Una explicación para unas realidades complejas que no sabemos explicar. Y que calman un poco nuestra ansiedad, nuestras inquietudes, nuestros miedos. </div><div style="text-align: justify;">En cierta forma siempre ha funcionado así la ficción o más que sólo la ficción todo el arte. Como una manera de explicar el mundo, o al menos la parte del mundo que conocemos. Si al mito le sustituyeron pronto la ciencia y la filosofía, al arte, a la ficción y su capacidad expresiva y explicativa no ha podido superarla nada. Aún sigue vigente como la manera más útil en que alguien puede contar su visión del mundo, su realidad. Y de ahí tratar de explicar o representar toda la realidad o una parte de ella.</div><div style="text-align: justify;">Porqué la ficción y no la filosofía o la ciencia, es simple, la ficción es muy accesible para el que la crea y también para el que la recibe. Emisor y receptor pueden entenderse con facilidad, explicarse con facilidad y sin conocimientos previos, sin un vocabulario o un bagaje extenso. Simplemente hace falta receptividad y capacidad expresiva. Nada más. O ganas de contar y ganas de que te cuenten. Por eso la ficción es más usada que la filosofía o la ciencia. Es mucho más falible y mucho menos exacta a la hora de hacer comprender la realidad, a la hora de expresarla o definirla, pero muchas veces es más directa y más cierta, por su capacidad de empatizar con el receptor. El receptor se siente mucho más cercano, por tradición, por convención, por costumbre, de los mundos ficticios, que de la filosofía o la ciencia. Muchas veces recordará el receptor una explicación del mundo que le ha llegado por la ficción y le parecerá absolutamente útil, necesaria y verdadera. De ahí que las frases o las historias de la ficción sean tan utilizadas en la vida cotidiana. Que podamos decir sin temor a equivocarnos, porque lo hemos visto representado y acertado, “todo el mundo miente” y sepamos que es cierto.</div><div style="text-align: justify;">La ficción, el arte, van dejando un poso de realidad y de representación de la realidad en el receptor. Así, sabiendo que una película no es un documental, que lo sucede en ella no es cierto ni lo será nunca ni nunca lo ha sido por más que pueda estar basada en hechos reales, sabremos que nos explica el mundo. Puede que un mundo muy reducido, puede que simplemente cuente una historia de amor, pero esa también es una forma de contar el mundo, una de las partes del mundo.</div><div style="text-align: justify;">Un ejemplo claro está en la fotografía. Decimos siempre que quien hace la foto no sale en ella. Pero no es totalmente cierto. El primero que sale en la foto es el que la hace, porque lo que vemos finalmente es lo que él vio, lo que vemos es su mirada, sus ojos. Nos devuelve su mundo como si fuera un espejo, nos muestra lo que él vio en ese segundo. Una mujer hermosa, un paisaje seco. La fotografía es los ojos del fotógrafo, el mundo del fotógrafo. Igual sucederá en la pintura y en cualquier narración, donde el narrador se situará en un punto y desde ahí nos trasladará lo que vea o imagine, nos trasladará su visión del mundo, su idea del mundo. Ahí vemos como la ficción, el arte, nos representan el mundo, nos lo muestran. Y siendo como es la ficción o el arte un hecho individual (la mayor parte de las veces al menos) lo que nos llegará es la representación o la visión personal del mundo que el artista, el pintor, el escritor o cualquier otro tienen. El filosofo ha de crear un sistema de ideas, unos conceptos, ha de manejarse con la realidad, ha de exponer la realidad y saber que lo hace así. El artista ni siquiera tiene que saber que lo está haciendo para hacerlo. Es la gran ventaja de la ficción como explicación del mundo. No requiere nada. No necesita nada. Nos contará la realidad aunque no quiera.</div><div style="text-align: justify;">Es como ponerse delante de un espejo, la ficción nos devolverá una imagen de la realidad aunque no queramos que sea así. Al tratar de contar una historia se desprenderá de ella una imagen de la realidad, como se desprende una imagen al ponernos ante un espejo. Unas veces será sin más un espejo, otras será un espejo deformado, otras será un detalle del reflejo, pero eso es la ficción, un espejo del mundo, una imagen, tal vez descolocada, volteada, de la realidad, pero eso al fin y al cabo: una explicación.</div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4519287466120248882.post-17712189847883658532010-12-30T11:19:00.001+01:002010-12-30T11:19:36.823+01:00AQUEL DICIEMBRE. CREATURA Nº 59<div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" >No sé si puedo contarlo bien, porque no recuerdo bien las cosas. En realidad no sé si puedo contar nada. No sólo porque no recuerdo bien las cosas. También porque muchas veces tengo la sensación de que no estoy realmente recordando nada, sino de que estoy inventando. De que estoy inventando no tanto un relato como mi propia memoria. No sé si puedo contar nada sin correr el riesgo de estar mintiendo y de estar mintiéndome. Todo me parecía y me sigue pareciendo irreal. Tengo la sensación de que las cosas no pasan realmente, la sensación de que las invento o alguien las inventa para mí, la sensación de que hay un tipo metido en mi cabeza empeñado en crear una realidad que seguramente no existe. Recuerdo cosas y no tengo muy claro que hayan sido ciertas. Recuerdo por ejemplo un atardecer en la playa. No es posible que haya mucho error en mi memoria porque no he pasado muchos días en la playa. Pero no parece un recuerdo mío. Parece que lo he visto en una película. O que tal vez lo he soñado. Y se ha quedado ahí guardado como cierto. Mi memoria, mi cerebro al fin y al cabo, no puede decidir si es cierto o es falso ese atardecer. Y creo que cada vez le añade más detalles, más cosas. Elimina gente, porque es un atardecer en la playa perfecto y sin embargo no hay nadie alrededor. Estoy solo como en tantos y tantos recuerdos perfectos. Aunque realmente los recuerdos que mi mente perfecciona son los tuyos. Por eso empecé a anotar las cosas, para ver si mi cerebro me estaba engañando y me estaba engañando tanto como yo sospechaba. Y empecé además a ir hacia atrás y a preguntarte a ti y a otros que andaban por allí si realmente las cosas sucedieron como yo recuerdo o si sucedieron de otra manera. Por eso no sé si puedo contarlo bien, no sé si puedo contar nada. Al anotar las cosas y confrontarlas con mi propia memoria las cosas fueron quedando más claras. Por un momento temí mentir también por escrito, estar escribiendo más una novela que mis recuerdos. Pero dejé de dudar de eso. No puedo dudar absolutamente de todo, me dije. De algo tengo que fiarme. Y decidí que sería de esas cosas que iba apuntando. Sólo las que empiezan en la primera entrada de ese diario. Sólo a partir de aquel diciembre. Sé que no recuerdo bien las cosas porque cuando hablamos tú me dices, no, eso no fue así. Por lo tanto es cierto que no puedo contarlo bien. Pero creo que es necesario que lo cuente, o al menos que me lo cuente a mí. Creo que hay algo de reafirmación de mí mismo en eso, algo de salir de la irrealidad que siento a veces. (Aunque no lo creas cuando a veces alargo la mano y te toco no es tanto por tocarte a ti, sino por saber que yo soy de verdad y que puedo tocar cosas. Lo tangible ha de ser cierto. Y si puedo tocarte es que yo soy cierto. Tiene además la ventaja de que me cercioro de que tú también eres cierta.) Si tengo una historia que contar, si voy protagonizando sucesos, sucesos en los que además apareces tú, fuente de realidad, es que soy real y significa que de una manera u otra todo eso que voy contando va sucediendo. Por eso a veces dejo el diario como olvidado por ahí. Para que tú lo leas y puedas saberlo. Y veas lo que estoy contando. Y sea todo más cierto. Y puede que un día me digas, no, eso no fue así. No sé si puedo contarlo bien, porque no recuerdo bien las cosas, pero lo voy a contar tal y como lo recuerdo. Recuerdo que lloré. Tu cuerpo estaba desnudo y las sábanas eran blancas. Eran las sábanas más blancas que he visto jamás. Tu cuerpo desnudo también era blanco. Sé que aquí hay algo de mentira porque te recuerdo más perfecta de como eres realmente. Hace un momento te he vuelto a ver desnuda. Y sé que tus piernas son más gordas. Que tienes pequeños granitos en algunas partes que en mi recuerdo no aparecen. Que tu piel es más mate de como mi mente dice. Pero recuerdo que lloré y que tú estabas desnuda y boca abajo en las sábanas blancas de una cama que era enorme. Esa fue la primera vez que te toqué para comprobar la veracidad de lo sucedido y sobre todo para comprobar que tú y yo éramos ciertos. Al notar mi mano tú giraste la cabeza, despertaste y sonreíste. Me dijiste ¡tonto! Y a mí me dio mucha vergüenza estar llorando allí mientras tú sonreías. Acabábamos de acostarnos por primera vez, pero esas lágrimas me parecían mucho más íntimas que toda la desnudez y el sexo, que todos los intercambios que habíamos tenido, que todas las palabras que tú y yo habíamos dicho y que diríamos en mucho tiempo. Dijiste ¡tonto! muy alegre, como tantas veces me lo habías dicho y como tantas veces me lo has repetido después. Y me viste llorando. Pero no te asustaste, creías que sabías lo que sucedía, así que levantaste la cabeza de la almohada y me besaste. No pasa nada, no es nada, ya nos apañaremos, dijiste. Pensaste que sabías por qué lloraba. Y aunque yo no te mentí, no te dije la verdad. No te dije que lloraba por lo mismo que sigo llorando a veces cuando no me ves, no te dije que lloraba de miedo.</span></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4519287466120248882.post-73175586524003614072010-12-01T18:04:00.001+01:002010-12-01T18:05:25.729+01:00DOS HÉROES. CREATURA 58.<div style="text-align: justify;">Dentro del amplio mundo del cómic hay un gran número y tipo de héroes. Desde los héroes que lo son a su pesar (recordemos los personajes de Luis Durán) hasta los que quieren serlo sin tener para ello cualidades o especiales habilidades (El búho Nocturno de Wachtmen). Pero quizá la pareja más contraria y destacable de superhéroes la encontramos en Superman y Spiderman.</div><div style="text-align: justify;">Tenemos en ellos dos tipologías de héroes absolutamente contrarias. Desde la misma forma de conseguir sus poderes hasta la influencia que estos tienen en ellos son diferentes, y pese a ello, son tal vez los dos héroes más famosos de la historia del género.</div><div style="text-align: justify;">Superman recibe sus poderes desde su misma llegada a la tierra, lo que equivale a decir que nace con ellos. Es decir que le son consustanciales, no puede quitárselos, no puede obviarlos, está acostumbrado a ellos y se ha preparado para ejercer su papel de héroe desde que llegó a la tierra. De hecho su mayor esfuerzo lo realiza en hacerse otro, en disimular su poder.</div><div style="text-align: justify;">Spiderman sin embargo consigue sus poderes cuando ya es casi un hombre adulto. Su personalidad ya está formada, sus valores, su moral, su inteligencia. Además estos le llegan desde un accidente, no los merece, no los espera, le son otorgados y tiene que acostumbrase a ellos. Tal vez en la película de Sam Raimi esto se vea mejor. Vemos a Peter Parker intentando aprender a usar sus poderes, y fallando, hiriéndose en el intento. No imaginamos a Superman haciendo prácticas. Él ya sabe lo que tiene entre manos.</div><div style="text-align: justify;">Otra importante diferencia entre ambos es su propia personalidad. Mientras que Superman es el héroe perfecto, el chico guapo y alto del campo que representa todos los valores perfectos del sueño americano, el ganador, Spiderman es un perdedor, un inadaptado social que perfectamente podría protagonizar un episodio de Big Bang. Spiderman está acostumbrado a que los matones le persigan, está incluso perseguido por su propio trabajo de superhéroe, siempre en el punto de mira de la ciudad como personaje ambivalente, donde unos le ven como causante de los males y otro como hombre que los resuelve. Spiderman es un perdedor, y tal vez ahí esté el gran acierto de su creador. Construye un personaje que gana sus poderes, pero es un perdedor, una rata de laboratorio, como lo son millones de lectores de cómics en todo el mundo. El proceso de identificación con Spiderman es evidente, es uno de los nuestros, sin embargo ¿quién se identifica con Superman? Es un extraterrestre, un hombre de acero, ajeno a todo lo humano. Vemos que mientras Superman representa todos los valores americanos, Spiderman puede presentarse como un héroe global. De hecho vive en la ciudad mundial, Nueva York, en la más cosmopolita de todas, en la que todo el mundo parece estar representado. Mientras tanto Superman aparece enarbolando la bandera de Estados Unidos en una foto que podría firmar cualquier presidente republicano. He ahí la segunda diferencia, el ganador y el perdedor.</div><div style="text-align: justify;">Tal vez de ahí venga la tercera, la forma de actuar en materias heroicas de ambos héroes. Mientras Superman parece estar por encima de las cosas dado que estas no le afectan, Spiderman es un héroe al que siempre le cuesta ejercer su heroísmo. Siempre acaba cobrando, recibiendo. Un hecho más para hacer que Peter Parker nos sea cercano. Es humano, falla, se equivoca, pierde. De hecho su lema es “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad” porque muchas veces querrá no ser un héroe, no detentar la responsabilidad. Nunca veremos a Superman fallar. De hecho es necesario crear un objeto que hiera a Superman para hacerle batible. Spiderman no tiene criptonita. Todo le hiere. Es como un lector más. Una bala puede matarle. Nada hiere a Superman. Spiderman se divierte haciendo lo que hace. Sin embargo Superman lo toma como su trabajo diario. No hay ironía en sus palabras. Ni diversión. Sabe que finalmente acabará ganando. Sea como sea. Spiderman en cambio se sabe humano, se sabe mortal y afronta sus proezas con disfrute. O lo que es lo mismo, Superman es perfecto, Spiderman imperfecto. Superman es un objetivo, algo a lo que aproximarse, Spiderman está ahí, es uno de los nuestros. De ahí que, una vez más, todos soñemos con ser Superman, pero nos veamos como Spiderman.</div><div style="text-align: justify;">Y la última diferencia que destacaremos es su papel como hombres. Spiderman es un hombre y lo seguirá siendo, sin embargo los principales problemas de Superman le vienen cuando se siente un hombre y quiere ser como los demás, sabiendo que es imposible. Ese es el gran drama de Superman, no poder ser humano. No poder ser como el resto, amar y sentir como el resto. En el otro lado el humanísimo Spiderman, enamorado, azotado por el desamor y la pérdida y el dolor, como uno de nosotros.</div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4519287466120248882.post-5552215517679615692010-11-04T14:25:00.000+01:002010-11-04T14:26:36.690+01:0018 DE AGOSTO DE 2010. CREATURA 57. DELIRIO VANO È QUESTO!<div style="text-align: justify;">8 de Agosto de 2010. Conduzco por la autovía a menos de la velocidad máxima permitida. Conducir ha producido en mí, al fin, ese efecto sedante que ya no esperaba encontrar. Semanas después oiré una frase similar - cuando me canso de todo salgo a conducir - de la boca de una mujer a lo que unos minutos más tarde besaré, de una boca que minutos más tarde y de una forma accesoria y poco edificante, poseeré. Poco después, cuando su cuerpo haya ya cumplido su función, la presencia de esa mujer se me hará insoportable y buscaré una excusa para que se vaya de mi lado. La mujer perfecta es aquella que sigues amando después de eyacular. Mandaré ese mensaje para culminar una conversación que tendré días antes de la cita y que sólo en ese momento podré rematar. La idea habrá estado vagando por mi cabeza y ver salir a aquella mujer de mi casa y sonreírme mientras avanza hasta su coche hará que pueda, al fin, ponerla en palabras. No la despediré con un beso. Me zafaré de ella sin ese compromiso. El coche de esa mujer tendrá, al irse, problemas al arrancar y por un momento temeré que tenga que quedarse conmigo más tiempo. Al tercer intento arrancará y desaparecerá de mi vida. En ese momento desearé que para siempre, pero no me engaño, cuando nadie más me haga caso volveré a llamarla y volveré a sentir esa repulsión por mí mismo que siento ahora, aquí, pensando en ella y en ese momento. Pero conducir ha producido en mí ese efecto sedante que ya no esperaba encontrar. Las últimas semanas no he conseguido encontrar la calma más que en algunas costumbres. Debajo del chorro de agua de la ducha todo se ve, por momentos, claro. El frío del agua me estimula y me da la impresión de que mi cuerpo es fuerte y de que controlo las situaciones, como controlo ahora el coche que conduzco por la autovía a menos de la velocidad máxima permitida. Esta calma repentina e inesperada que he hallado sin buscar conduce al fin con rigor mis pensamientos. El coche circula a menos de la velocidad permitida, pero mis pensamientos alcanzan tanta velocidad que por momentos no termino de entender yo mismo a dónde voy a ir a parar. Así que no puedo evitar que mis pensamientos lleguen al final a ti. A la mujer que quiero creer será perfecta, a la que al final seguiré queriendo después de eyacular. Todo el resto de intentos han sido vanos. Mejores o peores, más o menos innobles, más o menos ridículos. O simplemente he sentido miedo y los he dejado pasar, por si ocurría, por si finalmente sucedía que una mujer pudiera seguir a mi lado después y no tuviera ganas de que se fuera, de expulsarla, que tuviera miedo a tener que seguir viéndola todo el rato, miedo a tener que verla y sentir hacia ella necesidad e incluso amor. Al pensar esa palabra la he pronunciado en voz muy baja y sin darme cuenta. Creo que por primera vez soy consciente de que puedo sentir amor, y me siento en peligro y frágil y siento que puedo estar condenado a huir para siempre o a estar pegado a algo de una forma irremediable. Mi sensación de libertad será en ese momento más falsa que nunca, más falsa aún que mientras conduzco por la autovía a menos de la velocidad máxima permitida sabiendo que lo hago por el camino que hay, no por el que quiero conducir. Sonrío al comprender mi gran capacidad para mentirme. Bajo el espejo del quitasol para comprobar que estoy sonriendo, y es cierto, estoy sonriendo. La sonrisa no se me borra en un buen rato. Lo sé porque noto una sensación extraña en los músculos de la cara. Incluso algo dolorosa. Seguramente es la falta de costumbre. La repentina fragilidad de mi vida, de mi libertad, saber que no sólo estoy sometido al deseo, sino también a realidades menos comprensibles y tangibles, me produce un desasosiego repentino, el mismo que tendría si ahora se acabara la carretera y no hubiera lugar donde dar la vuelta. Pero acelero, y el efecto sedante que conducir ha producido en mí sigue ahí. El desasosiego va desapareciendo y transformándose en otra cosa que no puedo identificar ni definir. Sé que tengo muchas ganas de llamarte, pero sé que no tengo nada que decir, así que si lo hago me quedaré un rato en silencio al otro lado del teléfono sin nada que decir, sólo intentando controlar mi respiración agitada. Meses después este hecho sucederá. Y al no saber qué decir no diré nada, ni siquiera la verdad, ni siquiera te echo de menos, o me gusta pensar en ti. No diré nada y me sentiré derrotado y ridículo una vez más, como cuando he terminado de usar un cuerpo y no quiero verlo más. Y entenderé entonces no sólo que puedo sentir amor, sino que lo siento. Pero ahora conduzco por la autovía antes de que todo esto pase, antes de ser consciente del amor y la fragilidad y la falta de libertad. Y el efecto sedante se me antoja que es en realidad felicidad.</div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4519287466120248882.post-76776119469756262002010-09-30T07:29:00.002+02:002010-09-30T07:31:15.388+02:00CREATURA Nº 56. EL VIAJE<style type="text/css">p { margin-bottom: 0.21cm; }</style> <p style="margin-bottom: 0cm; text-decoration: none; text-align: justify;"><span style="font-size:100%;">Fue a mediados del siglo XIX cuando el viaje se estableció como elemento de ocio en la sociedad moderna. Empezó siendo un elemento de lujo, sólo disponible para unos pocos privilegiados, pero con la aparición de la Agencia Cook, poco a poco el privilegio llegó cada vez a más y más personas que demandaban el producto como un elemento más de la sociedad de ocio y consumo que se iba construyendo entorno a la base de la oferta y la demanda capitalista. Los viajeros de la Agencia Cook podían aparecer en cualquier lado del mundo. Los destinos exóticos eran los favoritos de estos. Egipto, África, España, lugares ignotos y con resonancias aventureras en las mentes de los viajantes. Los viajeros de la Cook fueron mil veces parodiados en obras literarias. Eran viajeros cotillas que aparecían en cualquier momento sin que nadie lo esperara y que se comportaban como si estuvieran en el portal de su casa. Era el nacimiento del turista.</span></p><div style="text-align: justify;"> </div><p style="margin-bottom: 0cm; text-decoration: none; text-align: justify;"><span style="font-size:100%;">¿Qué diferencia a un turista de un viajero? El turista viaja por placer, el viajero tiene más intereses para hacerlo. La proliferación del viaje conllevó una explosión de la literatura de viaje, que si bien existía desde, al menos, la Edad Media, sufrió un importante crecimiento. Además supuso el nacimiento de las guías de viaje. Con esta proliferación y la entrada en el mercado de consumo del viaje nació algo más, nació la necesidad del viaje. Como artículo accesible se volvió no sólo deseable, sino necesario. Y en torno al viaje se creó toda una mitología, toda una publicidad positiva que hizo del viaje una experiencia vital absolutamente imprescindible en la vida de una persona. Así, poco a poco se ha ido articulando una teoría del viaje como elemento básico no sólo en el ocio de una persona, sino en su formación intelectual y social, en su formación básica. Se habla del viaje como elemento indispensable. No como opción, sino como obligación. </span> </p><div style="text-align: justify;"> </div><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="text-decoration: none;font-size:100%;" >“<span><span>¿Dónde has estado?” No parece que la respuesta pueda ser en ningún sitio. Sólo los incapaces permanecen quietos. Ahora bien, ¿qué hay de cierto en esa necesidad creada, en esas expectativas que vertemos sobre el viaje? ¿Realmente forma la persona? ¿Forman la capacidad crítica? ¿La comprensión? ¿Nos forma el viaje? El planteamiento inicial dice que sí, que ver otras culturas, otras gentes, oír otras lenguas, probar otros sabores forma nuestro espíritu. Si bien este hecho es discutible (¿por qué debemos aprender sólo cuando vemos o probamos como si fuéramos Tomás apóstol? ¿no sirve el conocimiento previo de la alteridad para saber que hay otros y que los otros no son en todo, aunque sí en lo básico y humano, como nosotros?) parece uno de los tópicos generalmente aceptados por todos: alguien viajado será mejor. Pero no parece que sea siempre así. Parece más bien que se ha invertido la polaridad y que sucede lo contrario. Que la gente pasa por los sitios, pero que los sitios no pasan por la gente. El nacimiento del turismo como negocio contribuyó a la facilidad de ocupar los sitios, de visitar lugares, de que sean accesibles. De esta forma pasa la gente por los sitios como quien pasa por un catálogo. Parece que el gran objetivo del viaje es tachar de la lista un lugar, poder decir “yo he estado allí”. Como quien ama a una mujer para poder contarlo después, para poder decir ella estuvo un día en mi cama. </span></span></span> </p><div style="text-align: justify;"> </div><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size:100%;"><span><span style="text-decoration: none;">El lema es: “Juan estuvo aquí”. Poder escribir ese letrero es el objetivo. Abundan los viajes organizados donde cada diez minutos hemos de observar una de las maravillas que guarda la vida local. ¿Qué descubrimiento se hará en la cola de acceso a un monumento? ¿Qué importancia tiene realmente ese monumento? ¿Quién lo estableció como tal? ¿Qué importa? ¿Y aquel museo? ¿Dónde reside el alma de un lugar? ¿Lo captaré de alguna manera? ¿Será esta la de visitar sus lugares marcados en el mapa? La catalogación de lugares parece el primordial de los objetivos del viaje: fotos, </span></span><span><span lang="es-ES"><span style="text-decoration: none;">vídeos</span></span></span><span><span style="text-decoration: none;">, </span></span><span><span lang="es-ES"><span style="text-decoration: none;">souvenires</span></span></span><span><span style="text-decoration: none;"> que vuelven a decir “Yo estuve allí” “Yo lo he ocupado” “Yo lo he visto”. Y bien, yo estuve allí. ¿Y qué sucedió allí? ¿Se produjo en mí la catarsis anunciada? ¿Comprendí de pronto la realidad? ¿O simplemente abrí la boca y observé lo que me indicaban? </span></span></span> </p><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size:100%;"><span><span style="text-decoration: none;">Somos aleccionados para el viaje. Para el de conocimiento y para el de ocio. Estos se nos mezclan, podemos ver cosas y hacer cosas, disfrutar y aprender. Aprender de nosotros mismos. Volver de allí como volver a Ítaca, como el que vuelve a la vida con ojos nuevos. Promesas siempre de mejora vital, no sólo de placer, sino de completar de alguna forma lo que somos. Promesas que esperamos cumplir mientras contamos dónde estuvimos, mientras mostramos las fotos de los lugares que poseímos, que, </span></span><span><i><span style="text-decoration: none;">vini, vidi, vinci</span></i></span><span><span style="text-decoration: none;">, ya hemos conquistado. </span></span></span></div><p style="margin-bottom: 0cm;" align="JUSTIFY"> </p>Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4519287466120248882.post-38882413530610866572010-08-22T11:59:00.004+02:002010-08-22T14:01:45.343+02:00ESCRITOR. DELIRIO VANO È QUESTO! CREATURA Nº 55<p align="JUSTIFY" style="margin-top: 0cm; margin-bottom: 0cm"><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"> </span></span></p><span class="Apple-style-span" style="font-family:arial;"><p align="LEFT" style="text-align: justify;margin-bottom: 0cm; "><span class="Apple-style-span" style="font-family:'times new roman';"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">De esto también puedes hacer literatura. Yo puedo hacer literatura de todo. Eso dije. De todo. No es cierto. Y es pretencioso. Me daba la mano y me dijo, mira nos reflejamos en el cristal. Pero no nos reflejábamos en el cristal. En medio del cristal nos separaban franjas de metal. Justo a la altura de nuestras manos juntas. Me miraba y sonreía. América está en tu boca es un título estúpido. Absurdo. Me cuentas que has escrito un relato. Literatura. Soy más feliz cuando no escribo. No quiero escribir. Pero escribo. Ahí sí que podía haber literatura. Todo lo puedo convertir en literatura. Salgo a correr.Mis huellas se marcan en la arena. Al volver intento volver a pisarlas. Literatura. Chelo dice: me gusta como escribes. No me conoce. No me lo dice </span></span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'times new roman';"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">siquiera a mí. Sólo hemos coincidido un breve momento. No nos vimos. Ni una palabra. Tu tenías los píes puestos encima del salpicadero. En su sitio. Dos semanas sin sexo. Literatura. Fran y yo cambiamos ideas. Pretenciosas. Que sólo valen en esta conversación y para nosotros. Literatura. Hablamos un poco como en una novela. Nos reímos de nosotros. Chelo manda un mensaje. Pura literatura. Todo lo estoy inventado yo. En el bar tú y yo cambiamos papeles que vamos rellenando con estupideces. Eso no es literatura. Pero el momento sí. (Es el momento de decir que el deíctico, que “tú”, es universal, que marca a todas las personas de este planeta, incluso a mí. Y vale para todas las personas y no siempre va a ser la misma) Y en ese momento no me interesaba la literatura. Sólo subirte encima de la mesa y que folláramos. Literatura. Me miras. Sonríes. Me mientes. Sonríes. Literatura. Me cuentas historias de tu vida que tienen toda la pinta de ser inventadas. Literatura. Mientes muy bien. Dan ganas de creerte. De quererte. Pero no lo hago. Es pura literatura. No me gusta escribir. Me parece absurdo, tonto. Lo mejor es que nadie lo lee, que a nadie le interesa. Demasiadas letras juntas. Pienso en ti. Eso no es literatura. Tengo una erección. Pienso en ti durante la erección. Pienso en otra. En otras. No me masturbo. Estupidez. Abro un libro y busco una respuesta. Escribo y tengo mil preguntas. Salgo a pasear. Respiro. Pienso. El calor me hace sudar. Mi sudor huele un poco dulce. Sonrío. Vivo. A la mierda la literatura. Me paro delante de una papelería. Miro las nuevas Waterman. Me enamoro de la dependienta que las vende. Más literatura. De esto también puedes hacer literatura. Los vecinos pasan y piensan que somos novios. ¿América está en tu boca? Eso me suena mucho. Nebraska no sirve para nada. El funambulista es un dibujo de Gaspar. Te miro los pechos. Pequeños. Tal vez puntiagudos. Deseo. Literatura. La literatura es deseo y tus pechos son deseo. Luego tus pechos son literatura. Me voy de tu lado. Seguro deque me equivoco. De que debí hacer otra cosa. Pero ¿Ves? Una vez más hago literatura. Escribo el momento. Lo rehago. Tu cigarro en mi mano ha dejado un olor a tabaco que después en casa tardo mucho en borrar. Me lavo las manos. ¿América está en tu boca? En la cama no puedo dormir. Quiero decirte que pienso en ti y no me dejas dormir. Deseo. Literatura. No sé qué cojones pasa. Escribo un mensaje. Yo sólo quiero dormir. Escribir no sirve para nada. Alicia no es Ilsa Lazlo. Luisa no es Dorita. Literatura. La palabra es más fácil. Palabras para ti. No las pronuncies. Deseo. Amor. Literatura. De mi cumpleaños no te olvidarás. Tengo buena memoria. Recuerdo muchas cosas. A ella más que a ti. Cuento mi vida. Tu vida. Odio el drama ¿Ya nos podemos reír de esto? Nos podemos reír de todo. Eres más feliz si eres infeliz. Escribo una declaración de amor. No está escrita para ti. No está escrita ahora (ya era hora de que lo dijera). Conventos. Pueblos abandonados. Ventanas de instituto. Literatura. ¿No sé decir las cosas sin inventarlas? Te miro a los ojos y te insulto. Soy sincero. Literatura. Tiene mi polla en su boca. Esto sí que es literatura. Lo he leído. Y cuando me ha pasado lo he pensado. Literatura. Deseo. No puedo dormir por el calor. Pienso en ti. Y en ella. Y en esa otra. Mi cabeza es un tiovivo. Los nombres llegan y se van a una velocidad que no puedo controlar. Las caras vienen con los nombres. Esta frase sirve para el facebook. Leo a Sabines. Escucho a Gershwin. I wants to stay here. Una mujer que se aupa en unos pies. Hago rabiar a alguien. No entiendo a Mahler. Sentado ante el ordenador. Me masturbo. Y escribo. Es lo mismo. Marco un número de teléfono. Me siento culpable. Resisto la culpa. El domingo por la tarde quiero odiarme. Me gusta más odiarme que odiarte. Odiarte es absurdo. Si me sonríes. Literatura. La terapeuta y los patos. Literatura. Eres más guapa que tu hermana. Yo sé hacer muchas cosas. Sé hacerlas mejor. Pero esta mujer es tan guapa. Tan fotogénica. Te miento. Me mientes. Literatura. Gema María me dice que no le gusta lo último que he escrito. Que no le gustan muchas cosas que escribo. Ya era hora de que alguien lo dijera. Doy vueltas con ella girándome. Puedo hacer literatura también de esto. Pero no quiero. La literatura es una mierda. Y yo no quiero escribir.</span></span></p> </span><p></p>Unknownnoreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-4519287466120248882.post-79322124739358558982010-07-21T12:47:00.002+02:002010-07-21T12:49:16.038+02:00GASPAR NARANJO. CREATURA Nº 54.<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; font-style: normal; font-weight: normal"> <span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">La casualidad lleva muchas veces a lugares que no se esperan, a gente que nunca se pensaba. Conocer la obra de Gaspar Naranjo fue fruto de la casualidad. En realidad podríamos decir que todo es fruto de la casualidad, lo que somos y lo que hacemos, que todo podría variar a la mínima. Pero sería, seguramente, una exageración. </span></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"> </span></p> <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; font-style: normal; font-weight: normal"> <span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">No es este el lugar ni tenemos el espacio preciso para contar de qué forma entramos en contacto con la obra de Gaspar Naranjo. Lo dejaremos quizá para un futuro artículo. Hablemos de Gaspar y de su obra.</span></span></p> <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm"><span><span style="font-style: normal"><span style="font-weight: normal"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Es Naranjo un pintor e ilustrador manchego (Calzada de Calatrava), aunque su profesión sea la de farmaceútico. De sus múltiples facetas artísticas da cuenta en un entretenido, variado y actualizado blog llamado </span></span></span></span><span><i><span style="font-weight: normal"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Busco besos y sólo encuentro cubitos</span></span></i></span><span><span style="font-style: normal"><span style="font-weight: normal"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"> (</span></span></span></span><span style="color:#000080;"><span lang="zxx"><u><a href="http://gasparnaranjo.blogspot.com/"><span><span style="font-style: normal"><span style="font-weight: normal"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">http://gasparnaranjo.blogspot.com/</span></span></span></span></a></u></span></span><span><span style="font-style: normal"><span style="font-weight: normal"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">). Allí podemos ver campañas publicitarias, colaboraciones en fanzines, dibujos en servilletas y todo lo que a Gaspar le parece oportuno. Pero la faceta artística que vamos a destacar de Gaspar, aún a riesgo de descartar el resto, es el cómic. Dos son los títulos que el autor manchego ha aportado al mundo del cómic: </span></span></span></span><span><i><span style="font-weight: normal"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">De como te conocí, te amé y te odié, </span></span></i></span><span><span style="font-style: normal"><span style="font-weight: normal"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Viaje a Bizancio Ediciones, 2008, y </span></span></span></span><span><i><span style="font-weight: normal"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Sexo</span></span></i></span><span><span style="font-style: normal"><span style="font-weight: normal"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">, Edicions de Ponent, 2009.</span></span></span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm"><span><span style="font-style: normal"><span style="font-weight: normal"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"> </span></span></span></span></p><span><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; font-style: normal"><span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">En ambos Naranjo se lanza al análisis de las relaciones sociales en su faceta más problemática, la amorosa sexual. </span></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"> </span></p> <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; font-style: normal"><span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Son sus libros historias de amor, de sexo, de odio, de vida. Historias cotidianas donde no es difícil que podamos reconocernos en el personaje que aparece en la viñeta en cada momento.</span></span></p> <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; font-style: normal"><span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Pese a nuestras limitaciones técnicas hablemos por un momento de los dibujos de Gaspar. Son dibujos de trazo simple, casi un poco infantiles, sin fondo, no encuadrados en viñetas, sino expuestos en una página libre, en un fondo blanco, con coloreados que a veces se salen del borde del dibujo. Alguien podría decir que pese a su simplismo son dibujos obscenos. Y podríamos condecerle la razón. Son dibujos explícitos de sexo. De penes. Vaginas. De fantasías y deseos. Y para expresar esas realidades hay que ser explícito, no puede sólo sugerirse. Nos quedaría entonces un vacío de significado que habríamos de rellenar. Y ya se ocupan los dibujos de Naranjo de ese relleno. Son dibujos simples que tratan de llegar a explicar realidades complejas . Hemos de señalar por último que son dibujos mudos, no hay bocadillos, palabras, todo se expresa por el dibujo, mediante el dibujo. Y no se queda corto el dibujo, sino que consigue expresarlo todo, llegar hasta el mismo sitio donde llegaría una palabra, o tal vez muchas palabras.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; font-style: normal"><span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"> </span></span><span class="Apple-style-span"><span><span style="font-style: normal"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">El título del primero </span></span></span><span><i><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">De cómo te conocí, te amé y te odié,</span></i></span><span><span style="font-style: normal"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"> marca los pasos de los tres actos en que está divido el libro. El contenido es el evidente. En el primero asistimos al encuentro y enamoramiento de los dos personajes (un hombre y una mujer), en el segundo vemos la plenitud del amor y en el tercero y último el amor acaba. Observamos como el amor nace y como con él viene el deseo. Y vemos como el protagonista hace lo posible para satisfacer su deseo y conseguir a su amada, y vemos sus celos. Y vemos como ella también siente por él lo mismo. Y vemos como triunfa ese deseo finalmente y como tiene que ser. En la segunda parte, la más aburrida para todo espectador pero la mejor si se vive en primera persona, los personajes se entregan el uno al otro: el cuerpo, el corazón, el tiempo, la felicidad, una manzana. Se lo entregan todo. Hasta su tedio, medio dormidos los dos en un sofá con un beso que interrumpe la siesta. Pero todo amor, todo, tiene un final y poco a poco los personajes se van odiando, las exigencias, las trampas que la realidad y nosotros mismos introducimos en las relaciones: como un funambulista al que le disparan desde el otro lado del cable. Así se acaba el amor y se acaban los regalos que acaban siendo arrojados al otro: la felicidad, el corazón, el sexo, la manzana, el salero, todo. </span></span></span><span><i><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Sexo</span></i></span><span><span style="font-style: normal"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"> no es como el anterior un libro narrativo. No cuenta una </span></span></span></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">historia, o no sólo una historia, sino que como su nombre sugiere, es un poco promiscuo. Muchas historias de sexo, que van desde el chiste procaz a la reflexión filosófica. De la mujer que pierde el tampón al ser palmeado su trasero, a la mujer que entrega su corazón al hombre que la penetra bruscamente, al hombre que ama y amará siempre por ello. Hay toda una reflexión de cómo el sexo influye en la sociedad, en las relaciones de pareja, en el poder que se reparte en esas relaciones. De la adoración al falo o a la vagina. Todo un descubrimiento de la realidad de la carnalidad humana, de todo lo que se esconde tras nuestros deseos: el poder, el vicio, el otro. Vemos vaginas devorando no sólo penes, sino hombres enteros, vemos mujeres utilizadas, pero penes también utilizados como mero divertimento, vemos hombres tan dominados que son como los perros sacados a pasear por sus dueñas. Un libro que despliega un amplío muestrario de esa realidad humana tan controvertida y tan deseada, tan oculta y que tanto queremos sacar: el sexo.</span></p> </span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"> </span><p align="JUSTIFY" style="margin-right: 0.04cm; margin-bottom: 0cm"><span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Dos libros no sólo divertidos, no sólo cómicos, sino que van como todo humor más allá, a la realidad que se esconde en las cosas. </span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-right: 0.04cm; margin-bottom: 0cm"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><span></span></span><span><i><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Pese a todo, Gracias, Rocío.</span></i></span></p> <p></p>Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4519287466120248882.post-83774229207184324182010-06-27T12:45:00.000+02:002010-06-27T12:46:12.618+02:00MI ESQUINITA FAVORITA. CREATURA Nº 53 BIZARRO<p lang="es-ES" align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm"><span style="font-size: 11pt;font-size:85%;"><i>Tengo tres cosas que contarte. De tres lugares. No quiero que nadie se entere. Te lo digo a ti. Ciego de ti. Iluminado. Lleno de ti. Absurdo y tonto. Como siempre contigo. Por ti. Trato de contarte estas cosas. Trato de decírtelo todo. Trato de decir todo eso. Trato de gritarte ahora que ya estoy aquí. No quiero que nadie me vea contarte. Que nadie me vea como ahora, ciego de ti. Iluminado. Lleno de ti. Sincero por fin. No quiero que nadie más se entere. Ven conmigo. Perdóname. Fue en tres esquinas.</i></span></p> <p lang="es-ES" align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm"><br /></p> <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm">La primera de todas. No lo cuento nunca. Es una de esas cosas que no quiero contar, que no quiero que tú oigas. Que no quiero que tú sepas de mí. Tú que pese a todo me quieres. O que sólo me quieres. Ella también me quiso. El tiempo neesario y justo, el tiempo que le pagué. <span lang="es-ES"> De sobra sabes que eres la primera. Pero en eso no. Se llamaba Nicole. Muchas veces me la cruzaba cuando iba a casa. Entonces yo ya pensaba en ti. Y quería ser noble. Y bueno. Pero nunca he podido serlo. No tanto como yo hubiera querido. Nicole siempre me hablaba, me llamaba. Tenía un acento bonito. Extranjero. Dulce. Como palabras remojadas en azúcar. En caramelo. Así fueron también sus caricias. No me dejó besarla. No sé si lo sabes, pero casi todas dejan que las beses. Pero Nicole no. Y no era porque no se pagara lo suficiente. Era porque a ella no le gustaban los besos. Ni los de sus hombres de verdad. Eso me dijo. Así que no la besé. Era una esquina oscura. Pasaba por ella todos los días. Y ella me llamaba desde allí. Y un día la ví. Todos los días la miraba. Pero un día la ví. Parada en la esquina oscura y fea y un poco sucia. Y un poco sucio yo también. Y me paré. Y dije, tartamudeando, muerto de frío porque era invierno, dije, “no sé cómo funciona” y ella me dijo “ven” y me fui con ella. No te contaré nada más. No tienes que saber nada más. No sé si me gustó. Le pagué de más. </span> </p> <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm"><span lang="es-ES">L</span><span lang="es-ES">a segunda se llamaba Mónica, aunque usaba otro nombre. Pero para mí siempre fue Mónica. Su esquina era limpia. Detrás de la Iglesia. Junto a una reja. Junto a una farola. Pequeña. Habladora. Dispuesta. Ella sí me besó. Fue la primera que me besó y que me dijo amor mío. Sí, amor mío. Eso me decía. No quería diferencias con otra mujer cualquiera. Eso me decía. Si las cosas no fueran como son, si yo no necesitara el dinero. Siempre me lo decía. Y me besaba siempre que pasaba por la esquina, aunque fueran dos segundos porque me pillaba de paso. Yo me paraba y la daba conversación. Y me besaba en los labios, despacio y me mordía un poco los labios. Alguna vez, lamento confesarlo, iba a casa y me echaba el más potente colutorio, el que tuviera más alcohol. Quería más borrar el pecado que el sabor. La culpa. Estaba detrás de la Iglesia y decía, Dios mío, Dios mío. Y cuando se desnudó la primera vez yo también lo dije, me acordé de Dios, de lo sagrado, al ver su cuerpo. Su desnudez rotunda y para mí. Para cualquiera que pudiera pagarla. </span> </p> <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm"> <span lang="es-ES">Y por último te quiero contar de Ana. Era joven y guapa. Demasiado. Su esquina como ella era transparente. Diafana. Elemental. Y me decía, no te preocupes, a mí me encanta. Y también, me decía que era bueno. Muy bueno. Que era demasiado bueno, que tenía que ser malo. En la cama miraba como se aflojaba el preservativo en mi sexo, después del sexo. Y seguía hablando. Y me decía que por qué no me buscaba una novia. No quiero una novia. Tampoco la quise a ella. Siempre te quise a ti. Y en ellas a lo que tenían de ti. Eso de ti que nunca pude alcanzar. En las esquinas estaban. Me esperaban. Me querían. Mientras, yo paseaba la tuya.</span></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4519287466120248882.post-76647156024079138662010-05-26T21:13:00.001+02:002010-05-26T21:16:31.874+02:00BESOS DE CROQUETA. CREATURA Nº 52. DELIRIO VANO É QUESTO!<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; font-weight: normal"><span style="font-family:Lucida Bright, serif;"><span style="font-size:85%;">En lo único que podía pensar mientras subía esa escalera era que gracias a Dios sólo eran dos pisos. Menos mal. Sólo dos pisos. Me lo repetía todo el rato. Dos pisos. Dos pisos. Porque si fueran más, si fueran más pisos, llegaría cansado, llegaría sin resuello, llegaría boqueando y no podría hablar y mucho menos podría hacer lo que yo quería hacer. Lo que quería hacer, ¡qué bonito era lo que quería hacer! Lo había visto en todas las películas. Era el momento final. Aunque siempre he pensado ¿qué pasa después? ¿qué hay después de esa imagen, de ese fotograma, de ese segundo, de ese... sí, de ese beso? Porque a lo que yo iba a ese segundo piso era a dar un beso. Por eso pensaba en que si llega a ser en un cuarto, o incluso en un tercero mi plan fracasaría sin remedio, porque llegaría sin aire y no podría hablar, ni dar ese beso, sólo podría echar el bofe, recuperar el aire y, ¿cómo iba a dar un beso así? Así que era una suerte que ella viviera en un segundo piso. Una verdadera suerte. Eso y salir a correr una vez a la semana. Eso me permitía subir esos escalones sin problemas, llegar arriba, decir hola, o no, no decir ni hola, cogerla de los hombros, acercarla y fundido en negro, que suba l</span></span><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Lucida Bright', serif; font-size: small; ">a música, ese era el momento, ese era el final de la película. A partir de ahí todo habría de ser intuido. Todo se sabía. Perdices y felices. Ella y yo.</span></p> <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; font-weight: normal"><span style="font-family:Lucida Bright, serif;"><span style="font-size:85%;">Así que subí los dos pisos y no tuve que llamar al timbre. Y eso era malo por un lado y bueno por otro. Porque en mi cabeza la imaginaba abriendo la puerta y yo entrando decidido y adelante, apunta, acércate y cierra los ojos. Así que esa parte no se cumplía. Pero era bueno, porque ella me estaba esperando en el umbral y me hablaba desde la puerta. No tuve que reunir el aire, porque no me faltaba, entré. Ella cerró la puerta. Los vecinos no nos verían. Eso estaba bien. No hacía falta público. Aunque una parte de mí quería que nos aplaudieran al final. Ella hablaba, ¿por qué hablaba? Eso no tenía que pasar, repasé mi fantasía, no, no pasaba eso en mi fantasía. Pero daba igual. Ella hablaba. Le pregunté algo. Ella dijo sí. Sí. Pero me dio igual, la aparté a un lado. Y la música subió. Beso. Acerté y todo en el punto indicado (tuve miedo durante un rato de besarla en un hombro o algo peor). Iba a subir la música cuando, No. No. No. Eso lo decía ella. Soy pesimista, así que me había imaginado este escenario. No pasa nada. No nos va a salir bien a la primera. Siempre se fracasa en el primer intento. Mira los hermanos Wright. Se dieron muchas hostias hasta poder volar. </span></span><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Lucida Bright', serif; font-size: small; ">Yo oía un sonido, pero dado el poco éxito de mi operación, o dado que mi operación ya había terminado decidí marcharme. Pero ella no me dejó. Me llevó a la cocina y me sentó en una silla. El sonido que oía era ella. No dejaba de hablar todo el rato. Hablaba y hablaba. A mí me gustaba oírla hablar. De cualquier cosa. Incluso no oírla hablar. A veces sólo me llamaba para bostezar. O para otros ruidos inarticulados. Recuerdo que a veces me hablaba de su pez de colores y que me encantaba que me hablara de ese pez. Hasta me encantaba ese pez. Deje de comer pescado por ese pez. Me gustaba oírla hablar. Y no era por el sonido de su voz. Era por lo que decía. Decía muchas cosas y algunas me parecían muy interesantes. No sé si lo eran. Pero a mí me lo parecían. Toda la vida que me contó, falsa o no, nunca lo supe, me parecía muy interesante. Pero ahora no hablaba de su vida ni de su pez de colores. Ahora hablaba de lo que había pasado. Yo no le daba importancia. Y decía lo que tenía que decir, el otro día me quedé con las ganas de hacerlo. Y he venido hoy y lo he hecho. Si te he molestado lo siento. Pero tenía tantas ganas de hacerlo que no he podido pasar sin hacerlo. Esta mañana iba a trabajar y lo iba pensando y casi tengo un accidente con el coche porque me lo imaginado y he cerrado por un momento los ojos para disfrutar de ese beso. Esto no se lo conté pero </span><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Lucida Bright', serif; font-size: small; ">lo pensé. Lo pensé. Era ella la que seguía hablando. Me hablaba de muchas cosas. De que era un valiente (me vi a mí mismo lanzándome contra un batallón entero sólo con mi espada desnuda), que nadie nunca había hecho eso por ella. Que ella no sería capaz de hacerlo. Yo sonreí. Creo que sonreí. Estaba sentado en la cocina, mirándola y oyéndola, pero poco. Miraba más sus labios y me preguntaba si realmente lo había hecho. Ella seguía hablando, buscando excusas. No. No. No debiste hacerlo, mira en qué situación estoy, en que situación estás tú. Me dieron ganas de decirle que no me importaba ni su situación ni la mía. Y entonces dijo que cómo se me ocurría hacerlo cuando ella tenía la boca llena de croquetas. No sé por qué lo dijo. Y tantas veces. Ni por qué se quejaba. Si total no había habido beso. No beso, beso. Qué más daba lo que hubiera en su boca. No percibí el sabor a croqueta. Apenas una pizca. El de las croquetas es desde entonces el sabor de la derrota. Por eso las he dejado. Por eso y porque tienen la manía de servirlas ardiendo por dentro y frías por fuera y al final siempre me abraso el paladar. Debería hablar del día siguiente, pero no vamos a volver a enfadarnos.</span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; font-weight: normal"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Lucida Bright', serif; font-size: small; "> </span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-right: 0.04cm; margin-bottom: 0cm"><span style="font-family:Lucida Bright, serif;"><span style="font-size: 8pt;font-size:78%;"><i><span style="font-weight: normal">A todas las croquetas, menos a las de mi madre.</span></i></span></span></p> <p></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4519287466120248882.post-37376137437612731382010-04-12T21:24:00.001+02:002010-04-12T21:26:08.864+02:00JOSÉ LUIS GARCI. CREATURA 51. ESPECIAL CINE.<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; font-style: normal; font-weight: normal"> <span style="font-size:100%;">La obra de José Luis Garci está enturbiada por los prejuicios y los supuestos. Se supone que Garci es el director de los académicos, el director aburrido, el director de una determinada tendencia política, el director pedante que envuelto en una nube de humo habla de la maravilla de una toma, el director, en fin, que toda una rama cultural ha tomado como blanco de sus críticas, como elemento de broma.</span></p> <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; font-style: normal; font-weight: normal"> <span style="font-size:100%;">Parece olvidarse que sobre todo de lo que está llena la obra de Garci es de buenos momentos de cine.</span></p> <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; font-style: normal; font-weight: normal"> <span style="font-size:100%;">Desgraciadamente se hace necesaria una reivindicación de la obra de este cineasta español, el primero en conseguir un Óscar de la academia americana, el autor de películas que iremos repasando, brevemente, en este artículo.</span></p> <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm"><span style="font-size:100%;"><span style="font-style: normal"><span style="font-weight: normal">Antes que hablar de su obra parece necesario hablar de Garci como hombre de cine, como divulgador del hecho cinematógrafico en sus programas de televisión, </span></span></span><span style="font-size:100%;"><i><span style="font-weight: normal">¡Qué grande es el cine español!</span></i></span><span style="font-size:100%;"><span style="font-style: normal"><span style="font-weight: normal"> Y ¡</span></span></span><span style="font-size:100%;"><i><span style="font-weight: normal">Qué grande es el cine!</span></i></span><span style="font-size:100%;"><span style="font-style: normal"><span style="font-weight: normal"> él ha ayudado a difundir películas inolvidables, a directores, por desgracia sí olvidados a grandes actores cuyos nombres no sabemos aún pronunciar.</span></span></span></p> <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm"><span style="font-size:100%;">La obra de Garci cubre treinta años de la historia de España. Los treinta últimos, años de cambio social, artístico, cultural, humano. No es el de Garci un cine pegado a su tiempo, es un cine que podría suceder en cualquier lugar, en cualquier tiempo, un cine con un aire universal, de marcadas influencias del Hollywood clásico. Sus historias, escritas casi siempre por él mismo, son historias que se despegan de la historia y van a lo humano, a lo que afecta a todo hombre en cualquier momento de la historia. Lo social, el contexto histórico, es en Garci un marco en el situar su historia, una forma de concretar unos personajes en un lugar. Poco más. Esta desinhibición de lo histórico ha costado mucho a muchos artistas. El olvidar lo concreto y fijarse en lo permanente, en lo que quedará siempre, en lo humano, al fin y al cabo, ha marcado la obra de muchos a partir de la Guerra Civil. Se les llamó evasionistas. También algo de eso hay en la furibunda crítica a Garci. En su obra encontramos temas que son propios de todo momento y todo lugar: el amor, la añoranza, la soledad, el desconsuelo y el desconcierto ante la vida que nos va llevando, etc.</span></p> <p align="JUSTIFY" style="margin-right: 0.08cm; margin-bottom: 0cm"><span style="font-size:100%;">No es el de Garci un cine de género único. Ha visitado muchos de ellos, desde la historia de amor con la que debutó en 1977 </span><span style="font-size:100%;"><i>Asignatura Pendiente</i></span><span style="font-size:100%;"><span style="font-style: normal">, historia de dos amantes que no encontraron su tiempo para amarse y lo deben encontrar después, en otro momento, en otro lugar, historia de todos y cada uno, que hemos tenido un amor que no se hizo y que siempre, incluso casados como los personajes de la película, querremos hacer. El amor también lo encontramos en una de sus últimas grandes películas </span></span><span style="font-size:100%;"><i>Historia de un beso</i></span><span style="font-size:100%;"><span style="font-style: normal">, donde realmente encontramos la historia de tres besos, de seis personajes que se encuentran y se aman. Película donde encontramos uno de los besos más emocionantes del cine español: “¿Cuándo es el mejor momento para visitar París? Cuando tú vengas, ese será el mejor momento...” y el beso que empieza tímido en los ojos de la protagonista y se va haciendo grande y deseado en los ojos del espectador.</span></span></p> <p align="JUSTIFY" style="margin-right: 0.08cm; margin-bottom: 0cm; font-style: normal"> <span style="font-size:100%;">También ha tocado Garci el cine negro con dos grandes películas que nos descubrieron a Alfredo Landa como un gran actor, no sólo <span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; "><span style="font-size:100%;"><span style="font-style: normal">como un gran cómico. </span></span><span style="font-size:100%;"><i>El Crack </i></span><span style="font-size:100%;"><span style="font-style: normal">y su continuación, </span></span><span style="font-size:100%;"><i>El Crack dos</i></span><span style="font-size:100%;"><span style="font-style: normal">, cuentan la historia de un detective que busca venganza, una historia filmada y contada de un modo que no nos extrañaría encontrar en clásicos como Ford o Eastwood.</span></span></span></span></p> <p align="JUSTIFY" style="margin-right: 0.08cm; margin-bottom: 0cm"><span style="font-size:100%;"><span style="font-style: normal">Pero sobre todo habla Garci de lo humano de lo que a todos afecta. La muerte y la añoranza y la esperanza en su película más premiada </span></span><span style="font-size:100%;"><i>Volver a empezar</i></span><span style="font-size:100%;"><span style="font-style: normal">. O el desconsuelo de vivir, la tristeza de a dónde nos lleva la vida en </span></span><span style="font-size:100%;"><i>Las verdes praderas</i></span><span style="font-size:100%;"><span style="font-style: normal"> obra que cuenta la historia de un hombre que se ve empujado a una vida que no quiere, que quiere salir de sí mismo y del círculo que le envuelve y le empuja a ser lo que no quiere ser. Historia que podría ser de todos lo hombres. Y también historia de cómo la destrucción de un sueño, supuesto, es cierto, puede ser un éxito. Y de cómo la aceptación de la verdad, de cómo dejando de engañarnos a nosotros mismos (lo más fácil de todo es mentirnos a nosotros mismos como dice el protagonista de </span></span><span style="font-size:100%;"><i>Historia de un beso)</i></span><span style="font-size:100%;"><span style="font-style: normal"> puede llevarnos incluso a la felicidad.</span></span></p>Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4519287466120248882.post-17802672564673938952010-03-17T17:49:00.001+01:002010-03-17T17:49:47.751+01:00VACÍO DE TI. CREATURA Nº 50 ESPECIAL GRÁFICO<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdlHvjk5fEHCWvBqZlSxPtB2lCSzBjATiKsCAw4Tvys4Hky4dLSYjPyQXLpjurlu8Xti7GL1ty4nxUM5aioacnMUK7Z71g1cHUg13Z3XVabx4p5wuN5DJWvZjNktlv3vSO-ZAevvD4-cV3/s1600-h/13x21.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 400px; height: 286px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdlHvjk5fEHCWvBqZlSxPtB2lCSzBjATiKsCAw4Tvys4Hky4dLSYjPyQXLpjurlu8Xti7GL1ty4nxUM5aioacnMUK7Z71g1cHUg13Z3XVabx4p5wuN5DJWvZjNktlv3vSO-ZAevvD4-cV3/s400/13x21.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5449645941718497042" border="0" /></a>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4519287466120248882.post-69591237344424491812010-02-16T16:08:00.002+01:002010-02-16T16:10:44.776+01:00PROCESOS DE IDENTIFICACIÓN. CREATURA Nº 49<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm">Partamos de una teoría previa: el hombre es un ser narrativo. Es decir, que el hombre está hecho para contar. Su vida, sus mentiras, sus ficciones, su sufrimiento, su alegría, su placer, etc. Es narrativo por definición. Por eso todo el rato nos estamos contando qué hacemos, dónde vamos, qué queremos. Unos a otros. Por eso hay tantos medios de comunicación y se inventan y proliferan otros nuevos: teléfonos, cartas, telegramas, mensajes, internet, MSN, tuenti, y los que vendrán. Sirven para lo mismo, para contarnos y que nos cuenten. Para trasmitir nuestra vida y la de los demás a un público más o menos atento.</p> <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm">Ya sabido esto, vamos con lo que hoy nos ocupa. En toda narración, y no sólo narración, también en casi todas las manifestaciones artísticas, se establece una relación íntima entre el receptor y el emisor. Es decir, que toda actividad artística es un acto comunicativa entre un autor que emite y un receptor que recibe un mensaje. Pero no es una comunicación normal, no es un mensaje de los habituales donde queremos simplemente transmitir un mensaje, una información, queremos algo más, queremos transmitir una sensación.</p> <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm">El receptor de esa sensación la interpreta, pero no sólo eso, la hace suya, la siente, la vive de una manera u otra, en primera persona.</p> <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm">Es decir, se identifica con el emisor. Pongámonos un segundo ante un momento artístico universalmente reconocido: <i>el grito</i> de Edvard Munch. Todos conocemos esa figura, pero ¿quién no se ha visto a si mismo profiriendo ese grito? ¿Quién no se identifica con el dolor de esa figura que pese a todo no parece absolutamente humana, transida, seguramente, por el dolor? Ese proceso se ha producido al mismo tiempo que la comunicación, han dejado de estar uno a cada lado, emisor y receptor, a estar los dos en el mismo lado, los dos como emisor de esa sensación. O lo que es lo mismo, nos hace vivir ese momento, esa historia, ese sentimiento, y nosotros a su vez lo hacemos nuestro, lo hacemos íntimo y propio, nos convertimos en emisores del mensaje que nosotros mismos recibimos. Nos hemos identificado con el artista, con su mensaje, con el protagonista de la representación artística.Hemos dado ahora con una palabra importante, protagonista. La identificación tenderá a ser con el protagonista del acto comunicativo. Cuanto más concreto, más próxima y más certera será esa identificación. Cuanto más abstracto, más lejano a una interpretación personal, más difícil será ese proceso.</p> <p align="JUSTIFY" style="margin-right: 0.08cm; margin-bottom: 0cm">Si hay un protagonista, si existe, sea la voz del poeta, sea un personaje que vemos en una película, sea una figura escultórica, podremos identificarnos con él.</p> <p align="JUSTIFY" style="margin-right: 0.08cm; margin-bottom: 0cm">De ahí que comenzáramos hablando del hombre como ser narrativo. Si bien estos procesos identificativos se pueden dar en cualquier arte, se dan preeminentemente en aquellos que tengan la facultad de trasmitir una historia, una narración. Así, el hombre como ser narrativo, pretende que los demás se identifiquen con él, no sólo informar de sus hechos, presumir de ellos, también hacer sentir lo que él sintió.</p> <p align="JUSTIFY" style="margin-right: 0.08cm; margin-bottom: 0cm">En la narración existirán una serie de personajes. De personas fingidas por así decirlo. Y la posibilidad de identificarnos con ellos, protagonistas, secundarios, malos incluso, es muy fácil, muy primaria.Tomemos cualquier película. ¿Quién no siente los golpes que le dan a Indiana Jones? ¿Y quién no disfruta y sonríe cuando este saca el látigo? O vayamos a una comedia, ¿quién no siente bochorno antes las estupideces del Inspector Crusoe? ¿O ante las meteduras de pata de Ross Geller? Es por el proceso identificativo. Porque nos identificamos, nos sentimos como ellos, ellos al fin y al cabo.</p> <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm">Es un proceso básico en toda narración, hacernos sentir payasos, héroes, amantes, amados, triunfadores, miserables, morir y renacer, y volver a hacerlo muchas veces.</p> <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm">Es el proceso básico que se da en un género tan poco estimado como el porno. ¿Cómo se podría suponer el triunfo de este género sin la suplantación que del protagonista hacen los espectadores? ¿Cómo se explica este éxito si no es porque el espectador se pone en la piel del protagonista de la escena? </p> <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm">He ahí la identificación, ese proceso tan importante en el arte. Tanto que si un protagonista lo consigue, la obra trascenderá.</p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4519287466120248882.post-75427223045518939312010-01-22T13:10:00.001+01:002010-01-22T13:13:39.508+01:00CUATRO AÑOS. DELIRIO VANO É QUESTO! CREATURA Nº 47 Y 48<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm">Este fanzine cumple cuatro años. En cuatro años, multiplicad, os hemos ofrecido, cuarenta y ocho números. Unas 1.400 páginas. No todas han sido buenas, pero todas tienen la marca Creatura. Todas tienen la intención de divertiros, interesaros, informaros, rogaros, por Dios, que nos leías.</p> <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm">Creatura lo hacemos entre un grupo, más bien pequeño, de gente.</p> <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm">Están los jovencitos, Gabi y Largo. Que siempre andan un poco despistados y que tardan en entregar, pero que lo hacen muy bien y les perdonamos por ello. Y que nos hacen reír. Y si no nos reímos, no somos nadie. No somos humanos.</p> <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm">Están los del final. Pedro y Víctor, que sin quererlo forman algo así como un pareja compacta. Un estilo rock and roll perfecto que nos ha salido sin querer y que nos queda muy chulo, porque nos da una clase y un estilo que ni muertos soñaríamos. Cierran el fanzine, y le ponen el broche perfecto después de tantas cosas raras y burras que hemos dicho los demás.</p> <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm">Luego están las chicas. Que son lo más bonito de Creatura. Y que siempre han sido lo más delicado. Como la rosa entre los cardos, así nuestras chicas entre nosotros.</p> <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm">Noemí que tiene la palabra delicada como esa rosa y que a veces pensamos, ¿qué hace entre estos cardos?</p> <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm">Ana que es la que tiene más talento de todos. Y que si tuviera mala leche nos mandaría a paseo porque no pagamos. O porque hablamos todo el rato de porno. O porque es tan buena que podría hacer lo que ella quisiera.</p> <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm">Y Leticia, que ya no estará más, pero que nos llena de miedo y de ensueños. La echaremos de menos.</p> <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm">Luego está Tais. Que nos cuenta cosas que no sospechábamos. Que nos hizo a todos satánicos aunque fuera sólo un mes.</p> <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm">Están los que vienen nunca. Armando, que viene cuando hace falta, a recitar, y mientras es el poeta oficial de Creatura.</p> <p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm">Y Juan Francisco, que dejó de venir porque quiso, como lo hace todo. Y nos cuenta la vida. Porque la vida es un punto de vista. Y eso nos cuenta Juan Francisco, un punto de vista.</p> <p align="JUSTIFY" style="margin-right: 0.08cm; margin-bottom: 0cm">Laura no está entre las chicas, porque no está aquí. Está siempre en otro lado. En el lado de allá. Y no sabemos cómo, pero nos hace llegar sus crónicas al lado de acá.</p> <p align="JUSTIFY" style="margin-right: 0.08cm; margin-bottom: 0cm">El alma del fanzine es el Kebran. El pone todo lo que tiene. Es nuestro espíritu. Sin él no soplaríamos como lo hacemos. Sin él no nos conocerían más allá de Ugena. Siempre lo pone todo por Creatura. Algún día se lo devolveremos.</p> <p align="JUSTIFY" style="margin-right: 0.08cm; margin-bottom: 0cm">Pinky y Julio son también, de cierta forma, una pareja.</p> <p align="JUSTIFY" style="margin-right: 0.08cm; margin-bottom: 0cm">El Bar y el Hombre Irónico comparten la misma idea. Y como han crecido juntos en los bares, Pinky y Julio a veces parece que piensan lo mismo.</p> <p align="JUSTIFY" style="margin-right: 0.08cm; margin-bottom: 0cm">Pinky vive en la calle. Y se nota en La historia de la gente. Sólo uno de ellos puede contar esa historia.</p> <p align="JUSTIFY" style="margin-right: 0.08cm; margin-bottom: 0cm">Julio vive en otro sitio. Como en un punto más alto. Aquello está lleno de cómics y parece que al final se le ha contagiado la mirada.Todo lo ve como una historieta. Con nostalgia. Como un friky. Con ironía. Como en dibujos.</p> <p align="JUSTIFY" style="margin-right: 0.04cm; margin-bottom: 0cm">Y están todos los demás.</p> <p align="JUSTIFY" style="margin-right: 0.04cm; margin-bottom: 0cm">Los que se fueron. Sobre todos Ángel. El color de Creatura. Las letras de Creatura. Él, como hizo Prometeo con el hombre, nos dio forma. Y nos enseñó el fuego. Y cómo se utiliza. No está con nosotros en persona. Pero su espíritu queda.</p> <p align="JUSTIFY" style="margin-right: 0.04cm; margin-bottom: 0cm">Y Marcos, y el Bala, y Javier Menes y Amable, y todos los que han pasado por estas páginas y no han podido quedarse.</p> <p align="JUSTIFY" style="margin-right: 0.04cm; margin-bottom: 0cm">También está el futuro de Creatura. Que es un poco Miguel, y sus crónicas, y su forma de ver las cosas. De ahí vendrá el futuro. Lo estamos esperando.</p> <p align="JUSTIFY" style="margin-right: 0.04cm; margin-bottom: 0cm">Todos nosotros hacemos Creatura. Y vosotros también. Porque si no nos lee nadie, si nadie mira nuestros dibujos, nuestras chorradas, Creatura está muerto.</p> <p align="JUSTIFY" style="margin-right: 0.04cm; margin-bottom: 0cm">Hazlo vivir. No sé si merecemos cuatro años más. Pero lo intentaremos.</p><p align="JUSTIFY" style="margin-right: 0.04cm; margin-bottom: 0cm"> <i>A Creatura, y la idea que defiende. Y a todos los que la defienden.</i></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4519287466120248882.post-73486222038742494032009-12-06T11:01:00.001+01:002009-12-06T11:04:20.353+01:00UNA IDEA CON ÉXITO. CREATURA Nº 46<div align="justify">En el mundo del arte hay ideas que parecen tocadas por el éxito. Ideas que se repiten una y otra vez. Ideas tan buenas que son usadas después por las generaciones siguientes con el mismo o más éxito.<br />En 1848 nació una de esas ideas exitosas que después ha sido profusamente repetida con una fortuna similar. Alejandro Dumas hijo escribió, a partir de una experiencia personal, la novelita <em>La dama de las Camelias</em>. La obra, una historia sentimental donde el lenguaje y los tópicos del romanticismo son fundamentales, fue un éxito desde el principio. Se agotaban las ediciones y las nuevas se volvían a agotar. Este éxito motivó que pocos años después el autor adaptara la obra al teatro. En 1852 se estrena la versión teatral. Un nuevo éxito. Un fulgurante éxito. La historia de la cortesana “aristócrata” que se enamora de un jovencito y sus penosos y tristes amores entusiasmaba a mujeres y hombres. El lenguaje del romanticismo y los tópicos de la época hacían propicio este éxito. Tenía todos los ingredientes necesarios para que el público la aplaudiera: amor, tristeza, emoción, un nuevo lenguaje en boga en el momento, expectativas que se incumplían continuamente, identificación por parte de la audiencia…<br />Estos ingredientes hicieron que la idea de Dumas hijo fuera un éxito del momento.<br />En esa época romántica, algo lejano de París, lugar de acción y de explosión de este éxito, Verdi conoce la historia de la cortesana y el joven y le inspira la creación de una ópera. Este hecho no es novedoso en el músico italiano. Durante la época romántica compondrá obras basadas en varios textos románticos tales como <em>La forza del destino</em> o <em>Il trovatore</em> basadas en obras románticas españolas ( <em>Don Álvaro o la fuerza del sino</em> y <em>El trovador</em>).<br />Con Francesco Maria Piave como letrista, Verdi compone la mejor ópera de la historia del género, la ópera de las óperas, <em>La traviata</em>. Corre el año de 1853, un año después del estreno de la versión teatral, cinco, sólo cinco, después de la aparición de la novela. Y ya es un exitazo. La ópera es la cima del género, la historia de la cortesana y el jovencito, de sus amores desgraciados se ha convertido en universal, ha saltado de género dos veces, de idioma, se le ha añadido música, se ha cambiado el medio, el lenguaje y aún así sigue siendo un éxito.<br />Sigamos en el mundo musical. La obra sigue conquistando adeptos. Basándose en la música de otro gran romántico, Chopin, el coreógrafo alemán John Neumeier realiza en 1978 un ballet en el que se desarrollan de nuevo las aventuras de Margarita y Armando o de Violeta y Alfredo y que nuevamente se convierte en un éxito.<br />Pero la cosa no queda aquí. Un nuevo lenguaje artístico empieza a desarrollarse a comienzos del siglo XX, un lenguaje que aprovechará cualquier idea buena de los otros, que, de alguna forma, puede aglutinarlos todos: es el cine.<br />Desde 1911 el texto de Dumas ha sido adaptado a la gran pantalla. La fuerza de la historia y su éxito ha atraído a numerosos directores, guionistas, actores de múltiples nacionalidades. La historia sigue interesando, sigue gustando, sigue adaptándose, sigue presentándose como emocionante para el público.<br />Tanto es así que en 2001 aparece una nueva visión de la obra de Dumas. Baz Lurhman adapta la obra sólo que le cambia el título, ahora pasa a llamarse <em>Moulin Rouge</em>. En la nueva obra se mezclan conceptos. La idea es la misma, un joven llega a París y quiere comerse el mundo. Conoce a una cortesana de la que se enamora. Y ella de él. Pero ella está enferma. Hay que añadir algún lío sentimental (en todas las versiones la historia se complica continuamente). Y el trágico final. Además se le añade música. Pero no la música de Verdi, sino música actual, música pop. Es decir, que se ha adaptado y actualizado la idea. Y esta vuelve a tener un gran éxito. Taquillazos continuos. Pases televisivos con gran audiencia. Y dos Óscars.La idea ha ido dando vueltas, ha ido adaptándose al momento o al arte que la ha requerido. La misma historia ha tenido varias versiones, varios lenguajes y aún así sigue enganchando al público. Es sin duda una idea exitosa esa que tuvo en 1848 Alejandro Dumas. Él contó una historia personal. Pero se convirtió en una historia universal. A él le valió la fama y el dinero. A todos los demás nos ha dejado sus representaciones, sus versiones, su éxito. </div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4519287466120248882.post-38638227586799085892009-11-07T10:34:00.000+01:002009-11-07T10:36:43.356+01:00LA RUMOROSA. CREATURA 45<div align="justify">Le cantaban eso de “A la lima y al limón, que no tienes quién te quiera, a la lima y al limón, te vas a quedar soltera, que penita y que dolor, que penita y que dolor, la vecinita de enfrente, solterita se quedó”<br />Eso mismo le paso a Merceditas, Mercedes, doña Mercedes casi ya.<br />Todo soltero tiene un vacío que debe llenar: el tiempo. Tiene tiempo de todo, le sobra el tiempo y como nadie le molesta ni le obliga a hacer cosas, el soltero se ve abrumado por el tiempo. Eso lleva al soltero a tener ideas peregrinas. Porque tiene mucho tiempo libre. Y lo usa para pensar. Y se le ocurren muchas ideas. Casi todas malas.<br />Así le pasaba a Mercedes, que como tenía mucho tiempo libre lo tenía que ocupar en algo y lo ocupaba en inventar historias. Esto estaría bien si las hubiera escrito y se hubiera hecho unas tarjetas en las que pusiera: “Mercedes López. Escritora.” Pero no le gustaba escribir, a ella lo que le gustaba era contar cosas, hablar, hablar, hablar. Se podía pasar el día entero hablando. Si te cogía por la calle y le dabas un poco de carrete estabas perdido. En concreto tu tiempo estaba perdido. Te contaba todas las historias del vecindario, las de su familia, las de tu familia, las tuyas propias.<br />Por eso la llamaban La Rumorosa, que parece un nombre de zarzuela o de cuplé. Y es un poco de cuplé y de zarzuela había en Mercedes.<br />Un día veía pasar a una moza con un chiquito por la ventana de su casa y pensaba: “¿No serán novios estos dos?” como al día siguiente volvieran a pasar ya decía: “Confirmado, estos están liados.” Y lo propagaba a los cuatro vientos. Si eran dos solteros daba un poco lo mismo (menos cuando tenían intereses ajenos) e incluso se daba el caso de solteros que oían el rumor de que estaban juntos y se lo creían y salían juntos y se casaban. Y todo eso se lo debían a la Rumorosa. El problema era si uno de los dos estaba casado. También había provocado divorcios la Rumorosa, alguno divorcio agradecido, querido por ambos que no se atrevían, empero, a solicitarlo. Algún ramo anónimo le llegó a la Rumorosa, que feliz y contenta pensaba que tenía por ahí un admirador que la hiciera no ser soltera por nunca jamás.<br />Sus rumores favoritos eran los de parejas. Se complacía emparejando a la gente aunque fuera en sus historias. Alguna había que tenía en su haber más conquistas que ladrillos la catedral de Toledo. Por eso se granjeaban fama de chicas fáciles. Y cuando un muchacho no conseguía nada con ella decía: “Será perra, conmigo no quiere y con los demás…”<br />Cuando una mujer pasaba mucho tiempo sola delante de su ventana ella decía: “Esta es una estrecha” y esa fama crecía y crecía. A pesar de trabajar en el famoso club Leo. Pero la muchacha se complacía en ello, como Clark Kent en su doble identidad.<br />También cabía la otra posibilidad, Mercedes era una imaginativa mujer. Cabía la posibilidad de que fuera lesbiana. Y si siempre llevaba pantalones ya estaba claro: era lesbiana. Alguna probó las mieles del bello sexo sin habérselo nunca propuesto. Y dicen las malas lenguas que le gustó.<br />La Rumorosa inventaba a más y mejor. Pero nunca lo muy evidente. Si pasaba un chico con mucha pluma, nunca pensaba decir que era esto o lo otro o lo de más allá. Pensaba en que podía inventarle un novio, un marido, un hijo secreto de una vez que tuvo un desliz con una señorita.<br />Desde su ventana veía la Rumorosa pasar un hombre muchas veces. Y se preguntaba qué hacía aquel hombre siempre por allí, dando vueltas. Solo. No sabía qué pensar qué inventar. Se le pasó por la cabeza inventar que estaba allí por ella. Pero no le parecía creíble.<br />Un día en el mercado el pollero le dijo: “Mercedes que me han dicho que te has echado novio” ella miró extrañada y sonrío: “Ojalá, Marianín” y luego en los congelados: “Mercedes, quién es novio que te has echado” “No sé quién será pero a ver si lo conozco ya”Y en todos los puestos igual. Empezó a pensar si no era cierto. Si no tendría un novio y ella no lo sabía. Así que cuando vio al hombre aquel paseando ante su ventana se arrancó y le dijo: “¿Qué? ¿Vamos donde siempre?” Y él dijo. “Claro Merceditas donde siempre, pero hoy, antes pasamos por la Iglesia a ver como va lo de nuestra boda”. Pero la historia de la boda de la Rumorosa ya es otra. </div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4519287466120248882.post-13061863703020372422009-10-11T21:08:00.002+02:002009-10-11T21:13:33.282+02:00LA PERVIVENCIA DE LA IDEA QUIJOTESCA. CREATURA Nº 44<div align="justify">Tal vez la forma más sencilla de definir un clásico es decir que es una obra que por más que pasa el tiempo no pasa de moda, que se puede seguir disfrutando como el primer día, incluso que el tiempo ha ido enriqueciendo sus matices, su calidad.<br />De entre todas las obras de la literatura española tal vez la que mejor entra en esta definición de clásico sea el Quijote. Añadamos a esto que un clásico es una obra que también tiene una influencia comprobable en el resto de la producción artística de ese u otro arte. Esa pista es la que seguiremos ahora con el Quijote.<br />El trazo quijotesco se percibe en muchas obras a lo largo de la literatura y el arte mundial. En varias de sus facetas. La creación de una pareja antitética que se complementa y que va variando según varía el otro personaje es tomada después por muchos otros. Tal vez el mejor ejemplo es el del escritor inglés G. K. Chesterton, declarado quijotista, que en sus novelas siempre introduce esta dualidad de personajes, de un personaje que es todo imaginación y de otro que es práctico. La huella que el Quijote deja en Chesterton llega incluso a la composición de una obra llamada La vuelta de Don Quijote.<br />Esta idea de la pareja de personajes (recordemos que la pareja es el mejor ingrediente para cualquier comedia) no es la única en la que el Quijote ha influido. La principal influencia, y creación pues es original de la obra cervantina, es la de un personaje que asume la ficción como un hecho real, que confunde la realidad con la ficción. Ejemplos recientes de esto podemos encontrar en la que es tal vez la obra cómica más importante de los últimos veinte años, Los Simpsons. Los guionistas de la serie cuentan con Homer un personaje que confunde la realidad con la ficción que ha contemplado en películas o en la televisión. Homer es un personaje quijotesco en el sentido de asumir la ficción como una realidad, de creer que las cosas son como aparecen en la ficción, en sus películas, igual que el Quijote confunde la realidad con lo que aparece en los libros de caballería.<br />Así la interpretación de la realidad por parte de Homer se asemeja a la del Quijote y si este ve gigantes donde sólo hay molinos, lo mismo le sucederá a Homer cuando contemple en la realidad algo similar a lo que él ha visto. Ejemplos de esto hay muchos durante la serie, pero baste señalar el episodio en el que Homer entra en la universidad. Todo lo que se desarrolla a partir de entonces es una lucha entre la realidad de la universidad y la realidad de Homer que entiende que esa realidad ha de ser la que él conoce de películas sobre universidades como Los albóndigas en remojo, Desmadre a la americana o La revancha de los novatos.<br />Como no, y siguiendo su inevitable camino de copias, en Padre de Familia encontramos el mismo esquema. Peter y sus amigos creen ser el equipo A y salen a la calle a salvar a la gente del caos que ellos mismos provocan. ¿Algo más parecido a Homer? ¿Algo más parecido al Quijote?<br />Pero pongamos el énfasis de este breve recorrido por una de las pervivencias del quijotismo en una obra de suma importancia. Una obra que revolucionó los esquemas de su arte, que cambió la forma de pensar y trabajar de aquellos que se dedican al mundo el cómic. Hablamos de Watchmen, la obra que Allan Moore publicó entre 1986 y 1987. En ella vemos como un grupo de personas normales tratan de salvar al mundo asumiendo el cargo de vigilantes. ¿Cómo llegan a eso? Búho Nocturno el primero de estos vigilantes, algo así como superhéroes sin poderes que luchan contra el crimen, lee muchos cómics de héroes y piensa y desea ser uno de ellos. Un día decide que ha llegado el momento de dejar de desear y de pasar a la acción y empieza a salir a patrullar las calles vestido con el traje de un búho. Influido por sus lecturas, impresionado por ellas, decide poner en práctica lo visto, decide ser un héroe. Al igual que Alonso Quijano que de tanto leer libros de caballerías acaba por creerse uno de ellos y sale con una anticuadísima armadura a desfacer entuertos, Hollis Madison se viste como un superhéroe y decide solucionar el crimen en la ciudad.Como vemos la importancia de una obra se ve no sólo en su calidad, en su éxito, sino también y fundamental en la huella que deja en lo porvenir.<br /> </div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4519287466120248882.post-28292209461392026262009-08-28T10:34:00.000+02:002009-08-28T10:36:14.673+02:00EN LA CAMA. CREATURA Nº 43<div align="justify">Como ya habían terminado de hacer lo que tenían que hacer estaban los dos en la cama, quietos y silenciosos sin saber qué decir ni qué hacer. Ya habían conseguido lo que querían y sabían que este tiempo les sobraba. En el bar donde se habían conocido ya se lo habían dicho todo. Qué brazos tienes. Gracias voy al gimnasio. Un guiño, una sonrisa. Todo hecho, todo dicho. Luego a la casa, los besos, la desnudez, los gemidos, el sudor, los líquidos. Y se acabó. Ahora ya no tenían nada que decirse. Ambos buscaban una excusa para quedarse solos, uno para irse, la otra para que se fuera. Ahora mismo ya se molestaban. Qué tío más pesado, por qué demonios no se va ya con su mujer o con su madre, lo que sea que tenga. Qué tía más plasta a ver cuando puedo largarme, que se haga ya la dormida. Ella lo cogió, se hizo la dormida, o la despistada. Él aprovecho para quitarle un cigarro y un billete de diez y se fue. Bueno, antes trató de averiguar cómo se llamaba, pero no lo consiguió. Bueno, pues María mismo, que es universal.</div><div align="justify">****</div><div align="justify"> </div><div align="justify">Como ya había terminado de hacer lo que tenían que hacer estaban los dos en la cama, quietos, esperando que el otro hablara. La situación era un poco ridícula. Claro que había sido ridícula desde el principio. No te llamas Carmen. No. Pues yo me enamoré de una Carmen, era más fea que tú. Risitas tontas. Toma una copa. Toma un cigarro. No fumo, eso es malo para hacer ejercicio. Qué ejercicio haces. El amor. Será para menos. No, soy un profesional. Habrá que comprobarlo. Claro. Besos y esas cosas. Y luego a la casa de él. No era la casa de un atleta. La nevera estaba llena de refrescos para mezclar con alcohol. El congelador lleno de hielo. En el baño múltiples artículos depilatorios. Muchos perfumes y cremas. Parecía su casa y era la de él. Después del ejercicio, sudor, gemidos, te gusta ¿eh? No digas que no te gusta, besos, abdominales cuidados, cama perfecta, condones de sabores, líquidos, estaban ahora los dos tumbados. ¿Por qué no me dice ya lo bueno que soy? ¿A qué espera? Joder, este tío es un gilipollas. Y no es tan bueno. Me han hecho cosas mucho mejores. Y ya en voz alta, ¿A qué ha gustado, eh? ¿A qué no mentía? Y ella pensando en la compra.</div><div align="justify">****</div><div align="justify"> </div><div align="justify">Como ya había terminado de hacer lo que tenían que hacer estaban los dos en la cama, quietos, hablando, sin dejar de hablar, eran como dos cotorras. Y encima se reían. Qué buen rollo pensaba él. Qué buen rollo pensaba ella. No habían dejado de hablar desde el principio. Desde que se habían conocido en el bar. De dónde eres. A qué te dedicas. Estás sola. Esas son mis amigas. Son más guapas que tú. Imbécil. No habían dejado de reírse todo el rato. Parecían un poco tontos. Incluso durante los besos, las caricias, los gemidos, les había salido también la risa. Un poco se habían cortado. No lo estaré haciendo tan mal que se está riendo de mí. Y un poco sí era así. Pero eran dos inexpertos. Y lo importante era ahora. Reírse. Hablar. Seguir con los vaciles. El rollito que se traían. Podrían quedar otro día. Seguir hablando, riéndose, mejorando sus técnicas. Él tenía que mejorar muchas cosas. Ella también. La había mentido. No lo hacía tan bien como ella creía. Pero así podría mejorar. No pensaban callarse. Parecía que iban a estar así toda la noche. Que les quedaba mucha cuerda. El vecino pensó que se podían callar de una vez, joder.</div><div align="justify">****</div><div align="justify"> </div><div align="justify">Como ya habían terminado de hacer lo que tenían que hacer estaban los dos en la cama, quietos. Ella hablaba y hablaba. No había dejado de hablar en todo el rato. Él no había hecho nada en realidad. Sólo había dicho su nombre y había puesto las orejas. Ella había hablado de su ex, de su madre, de su perro, de su trabajo y había dicho justo cuando él ya tenía la excusa perfecta para largarse ¿vamos a mi casa? Y se habían ido a su casa. Allí ella no había dejado de hablar en ningún momento. Temió por las partes importantes de su anatomía, porque ni siquiera con la boca llena parecía que iba a dejar de hablar. Por suerte lo hizo. O más bien se dejaba la boca vacía y hablaba. Era una pesadilla. Describía hasta el placer, palabras todo el rato. Le había desconcentrado. Claro que eso le había hecho aguantar más. Ahora ella seguía hablando ya no sabía bien de qué, tendría que escucharla para ver si cogía algo y decir sí o no o algo. Repescó la excusa para largarse que tenía pensada y la usó. Pero ella seguía hablando y no se dio por enterada. Rezó para que algún día parara. Pero también habló en sueños. </div>Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4519287466120248882.post-23638505755295476032009-08-03T10:42:00.001+02:002009-08-03T10:44:14.315+02:00LUIS DURÁN. CREATURA Nº 42<div align="justify">No soy un gran conocedor del noveno arte. Ni está entre el primero de mis intereses. Pero tengo que reconocer que de un tiempo a esta parte ha ido ganando en mi consideración muchos enteros. A la lectura, como muchos otros, llegué con Tintín, Asterix, Spirou (cómo me gustaban las aventuras de Spirou y Fantasio) o Mortadelo. Pero lo que no sabía todavía es que más allá de presentar historias clásicas de aventuras, historias bien dibujadas, divertidas y entretenidas, el cómic podía llegar más allá ser más.<br />Por casualidad llegué a Luis Durán. Fue una recomendación y me entregué a su lectura. Comparando su obra con lo que conocía del cómic me chocó. No era un cómic como los otros. No tenía color, sus dibujos no eran llamativos. En él no se presentaba la historia de un héroe, de un héroe de los clásicos, de los antiguos, un héroe que se enfrenta a un problema y que gracias a sus cualidades y a su determinación consigue derrotar ese problema, consigue salir vencedor de cualquier circunstancia por dura y complicada que sea. No eran así los héroes que encontré en las obras de Luis Durán. Eran héroes que no querían serlo, héroes solitarios, que no tenían tras sí una colectividad, un grupo humano que salvar, sino simplemente una historia personal. Eran héroes torturados, con problemas de aceptación, de situación en el mundo. Héroes expulsados de la realidad, de la sociedad.<br />Busquemos ejemplos. En <em>Caminando por las colinas de arena</em> nos encontramos con un héroe. Es un indio americano. Para conseguir ser un hombre y aceptado por la tribu ha de realizar un ritual de paso. Ha de matar a un oso sin armas. Pero como no es héroe, no un héroe consciente de serlo, un héroe poderoso, huye y se exilia de la tribu a la que no podrá volver ya nunca. Este es el héroe típico de Luis Durán. Uno que no lo es. Y como mucho es obligado a serlo. Otro ejemplo, <em>Atravesado por la flecha.</em> Bernard se distingue en el campo de batalla como un gran guerrero. Pero no le gusta su trabajo. La guerra. Es herido. Está muerto sin estarlo. Es atravesado por una flecha que al ser sacada provocará su muerte. Y es ahí donde se convierte en un héroe a pesar suyo. Los demás le toman como ejemplo Un grupo cada vez mayor de gente sigue a Bernard que no les lleva a ningún lado. Que no puede ser su héroe, su jefe, pero que acaba siéndolo pues las circunstancias le obligan a serlo. Y se convierte en la referencia para muchas personas, en la esperanza de un mundo mejor. Bernard sabe que no puede ofrecerles ese mundo y prefiere morir finalmente antes que seguir engañando a la gente.<br />Estos son los héroes de Luis Durán. Héroes que lo son a sus expensas. Héroes que no buscan ser héroes, empujados por las circunstancias y por el momento a ser lo que no han querido ser, lo que, por otra parte, no tienen más remedio que ser.<br />Además encontramos que esos héroes que no quieren ser héroes son reflejos de los héroes de los cómics clásicos, de los géneros típicos de los tebeos: caballeros, piratas, indios, etc.<br />Otra cosa de los tebeos de Durán que sorprende es la facultad del autor de contar historias. Parece como si hubiera comprendido que básicamente el hombre es un ser narrativo, que tiene la necesidad de contarse a sí mismo de contar su historia y la del mundo que lo rodea para así poder entenderlo, conocerlo, saberlo y tal vez transmitirlo a los demás.<br />En los libros de Durán hay siempre alguien que cuenta una historia. Alguien aparte del narrador. Tienen que contar su vida anterior. O un cuento relacionado con algo vivido. Como si la narración fuera la llave del conocimiento. Podemos incluso encontrar interrupciones en la normal narración de las historias, un aparte para que alguien cuente sus historias. Así sucede en <em>Antoine de las tormentas</em>, donde los cuentos de mamá Irene, interrumpen la narración progresiva de la historia, pero a la vez aportan, con un cambio de historia, de perspectiva, un nuevo punto de vista.Hemos de acabar ya pues se nos queda corto el espacio para seguir hablando de la obra de Luis Durán, de sus cómics, de sus historias, de sus personajes, de sus narradores, de su significación última que va muchas veces más allá de lo narrado. Seguiremos como uno de sus personajes, intentando ser animales narrativos. </div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4519287466120248882.post-47811191770206723492009-07-01T10:42:00.003+02:002009-07-01T10:43:46.653+02:00COLABORACIÓN BIZARRA. LA HISTORIA JAMÁS CONTADA. LEONCIO VS. LOBEZNO. CREATURA Nº 41<div align="justify">Ahora que ya conocemos su triunfo, hablar de la serie Leoncio no tiene ningún mérito, pero, ¿cómo llegó ese éxito? ¿cómo se convirtió Leoncio en el gran héroe que es? ¿cuál es la historia de su nacimiento? Aunque pocos lo sepan Leoncio no es más que una copia de otro personaje más antiguo. La desaparecida casa de cómics, conocida irónicamente por la “casa de las ideas”, Marvel, creó allá por los años ochenta una serie de cómics basados en héroes dotados de prodigiosos poderes provocados por mutaciones espontaneas de su ADN. Uno de esos héroes era Lobezno. Asociado a un lobo por su aspecto peludo, el héroe de Marvel pasó sin pena ni gloria por la serie X-Men que tampoco fue demasiado exitosa que digamos. La “casa de las ideas” (malas ideas debió tener) cerró a principios de los noventa acuciada por las deudas y la pésima gestión editorial, creativa y económica. Sin embargo de la génesis de sus mutantes y de Lobezno nació la mayor casa editorial comiquera de la historia, la J. Fry. Como todos sabemos el gran éxito de la Fry, tal y como se la conoce, fue Leoncio. Este humano con superpoderes, cura instantánea, rehabilitación, aguante de cualquier dolor, casi inmortalidad, vida larga y tortuosa y torturada, se convirtió desde el principio en la gran baza de la casa que pronto empezó a diseñar y dibujar una serie sólo para él. Al principio Leo, como se le conoce o Hogan su verdadero nombre y con el que los entendidos le asocian, formaba parte de los Mutados, grupo heroico que luchaba contra el mal y contra la superstición que los consideraba poco menos que animales. Pero la personalidad de Hogan era tal y sus posibilidades tan grandes, se le podía dibujar un pasado y hasta un futuro sin fin, puesto que no envejece o no parece envejecer y no muere, que la Fry se lanzó a hacer una serie sólo de nuestro héroe. Allí nos enteramos del duro pasado de Hogan, de la muerte de sus padres, del asesinato de su mujer, de su violenta venganza y de cómo, gracias a su poder de recuperación es sometido a una dura terapia que le convierte en una especie de híbrido de león y humano con una fabulosa melena, un característico rugido (copiado, no lo olvidemos de la Metro) y una garras que le salen de la nada y que son su arma más mortífera y feroz. Además Hogan es un rebelde, un hombre duro, solitario, silencioso, algo así como un nuevo Bogart. ¿Qué fue de Lobezno? ¿Quién lo recuerda? Nadie o casi nadie, sus aventuras son hoy desconocidas. Tal vez sobreviva Lobezno en el espíritu de Leoncio. Tal vez. James Howlett, Logan<br /><em>Para Jose Luis, creador de grandes éxitos</em>.</div>Unknownnoreply@blogger.com0