miércoles, 1 de diciembre de 2010

DOS HÉROES. CREATURA 58.

Dentro del amplio mundo del cómic hay un gran número y tipo de héroes. Desde los héroes que lo son a su pesar (recordemos los personajes de Luis Durán) hasta los que quieren serlo sin tener para ello cualidades o especiales habilidades (El búho Nocturno de Wachtmen). Pero quizá la pareja más contraria y destacable de superhéroes la encontramos en Superman y Spiderman.
Tenemos en ellos dos tipologías de héroes absolutamente contrarias. Desde la misma forma de conseguir sus poderes hasta la influencia que estos tienen en ellos son diferentes, y pese a ello, son tal vez los dos héroes más famosos de la historia del género.
Superman recibe sus poderes desde su misma llegada a la tierra, lo que equivale a decir que nace con ellos. Es decir que le son consustanciales, no puede quitárselos, no puede obviarlos, está acostumbrado a ellos y se ha preparado para ejercer su papel de héroe desde que llegó a la tierra. De hecho su mayor esfuerzo lo realiza en hacerse otro, en disimular su poder.
Spiderman sin embargo consigue sus poderes cuando ya es casi un hombre adulto. Su personalidad ya está formada, sus valores, su moral, su inteligencia. Además estos le llegan desde un accidente, no los merece, no los espera, le son otorgados y tiene que acostumbrase a ellos. Tal vez en la película de Sam Raimi esto se vea mejor. Vemos a Peter Parker intentando aprender a usar sus poderes, y fallando, hiriéndose en el intento. No imaginamos a Superman haciendo prácticas. Él ya sabe lo que tiene entre manos.
Otra importante diferencia entre ambos es su propia personalidad. Mientras que Superman es el héroe perfecto, el chico guapo y alto del campo que representa todos los valores perfectos del sueño americano, el ganador, Spiderman es un perdedor, un inadaptado social que perfectamente podría protagonizar un episodio de Big Bang. Spiderman está acostumbrado a que los matones le persigan, está incluso perseguido por su propio trabajo de superhéroe, siempre en el punto de mira de la ciudad como personaje ambivalente, donde unos le ven como causante de los males y otro como hombre que los resuelve. Spiderman es un perdedor, y tal vez ahí esté el gran acierto de su creador. Construye un personaje que gana sus poderes, pero es un perdedor, una rata de laboratorio, como lo son millones de lectores de cómics en todo el mundo. El proceso de identificación con Spiderman es evidente, es uno de los nuestros, sin embargo ¿quién se identifica con Superman? Es un extraterrestre, un hombre de acero, ajeno a todo lo humano. Vemos que mientras Superman representa todos los valores americanos, Spiderman puede presentarse como un héroe global. De hecho vive en la ciudad mundial, Nueva York, en la más cosmopolita de todas, en la que todo el mundo parece estar representado. Mientras tanto Superman aparece enarbolando la bandera de Estados Unidos en una foto que podría firmar cualquier presidente republicano. He ahí la segunda diferencia, el ganador y el perdedor.
Tal vez de ahí venga la tercera, la forma de actuar en materias heroicas de ambos héroes. Mientras Superman parece estar por encima de las cosas dado que estas no le afectan, Spiderman es un héroe al que siempre le cuesta ejercer su heroísmo. Siempre acaba cobrando, recibiendo. Un hecho más para hacer que Peter Parker nos sea cercano. Es humano, falla, se equivoca, pierde. De hecho su lema es “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad” porque muchas veces querrá no ser un héroe, no detentar la responsabilidad. Nunca veremos a Superman fallar. De hecho es necesario crear un objeto que hiera a Superman para hacerle batible. Spiderman no tiene criptonita. Todo le hiere. Es como un lector más. Una bala puede matarle. Nada hiere a Superman. Spiderman se divierte haciendo lo que hace. Sin embargo Superman lo toma como su trabajo diario. No hay ironía en sus palabras. Ni diversión. Sabe que finalmente acabará ganando. Sea como sea. Spiderman en cambio se sabe humano, se sabe mortal y afronta sus proezas con disfrute. O lo que es lo mismo, Superman es perfecto, Spiderman imperfecto. Superman es un objetivo, algo a lo que aproximarse, Spiderman está ahí, es uno de los nuestros. De ahí que, una vez más, todos soñemos con ser Superman, pero nos veamos como Spiderman.
Y la última diferencia que destacaremos es su papel como hombres. Spiderman es un hombre y lo seguirá siendo, sin embargo los principales problemas de Superman le vienen cuando se siente un hombre y quiere ser como los demás, sabiendo que es imposible. Ese es el gran drama de Superman, no poder ser humano. No poder ser como el resto, amar y sentir como el resto. En el otro lado el humanísimo Spiderman, enamorado, azotado por el desamor y la pérdida y el dolor, como uno de nosotros.

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