lunes, 21 de febrero de 2011

UNA EXPLICACIÓN. CREATURA Nº 60.

Se trata de explicar el mundo. Pero no a través de un sistema complejo de ideas y realidades expuestas con más o menos rigor filosófico, con más o menos ideas concretas y correctas, sino de explicarlo de una forma simple y abarcable.
Ya las primeras narraciones, los primeros visos de ficción trataban de explicar la realidad. Eso son los mitos antiguos, los cuentos que de forma oral pasan de un miembro a otro de una tribu o un grupo. Se trata de explicar el mundo, de poner orden en la realidad, de hacer que el mundo de menos miedo, sea más apacible para nosotros. Así se explica cómo ha llegado el hombre a vivir, cómo consiguió el fuego, cómo se formó la tierra. Una explicación para unas realidades complejas que no sabemos explicar. Y que calman un poco nuestra ansiedad, nuestras inquietudes, nuestros miedos.
En cierta forma siempre ha funcionado así la ficción o más que sólo la ficción todo el arte. Como una manera de explicar el mundo, o al menos la parte del mundo que conocemos. Si al mito le sustituyeron pronto la ciencia y la filosofía, al arte, a la ficción y su capacidad expresiva y explicativa no ha podido superarla nada. Aún sigue vigente como la manera más útil en que alguien puede contar su visión del mundo, su realidad. Y de ahí tratar de explicar o representar toda la realidad o una parte de ella.
Porqué la ficción y no la filosofía o la ciencia, es simple, la ficción es muy accesible para el que la crea y también para el que la recibe. Emisor y receptor pueden entenderse con facilidad, explicarse con facilidad y sin conocimientos previos, sin un vocabulario o un bagaje extenso. Simplemente hace falta receptividad y capacidad expresiva. Nada más. O ganas de contar y ganas de que te cuenten. Por eso la ficción es más usada que la filosofía o la ciencia. Es mucho más falible y mucho menos exacta a la hora de hacer comprender la realidad, a la hora de expresarla o definirla, pero muchas veces es más directa y más cierta, por su capacidad de empatizar con el receptor. El receptor se siente mucho más cercano, por tradición, por convención, por costumbre, de los mundos ficticios, que de la filosofía o la ciencia. Muchas veces recordará el receptor una explicación del mundo que le ha llegado por la ficción y le parecerá absolutamente útil, necesaria y verdadera. De ahí que las frases o las historias de la ficción sean tan utilizadas en la vida cotidiana. Que podamos decir sin temor a equivocarnos, porque lo hemos visto representado y acertado, “todo el mundo miente” y sepamos que es cierto.
La ficción, el arte, van dejando un poso de realidad y de representación de la realidad en el receptor. Así, sabiendo que una película no es un documental, que lo sucede en ella no es cierto ni lo será nunca ni nunca lo ha sido por más que pueda estar basada en hechos reales, sabremos que nos explica el mundo. Puede que un mundo muy reducido, puede que simplemente cuente una historia de amor, pero esa también es una forma de contar el mundo, una de las partes del mundo.
Un ejemplo claro está en la fotografía. Decimos siempre que quien hace la foto no sale en ella. Pero no es totalmente cierto. El primero que sale en la foto es el que la hace, porque lo que vemos finalmente es lo que él vio, lo que vemos es su mirada, sus ojos. Nos devuelve su mundo como si fuera un espejo, nos muestra lo que él vio en ese segundo. Una mujer hermosa, un paisaje seco. La fotografía es los ojos del fotógrafo, el mundo del fotógrafo. Igual sucederá en la pintura y en cualquier narración, donde el narrador se situará en un punto y desde ahí nos trasladará lo que vea o imagine, nos trasladará su visión del mundo, su idea del mundo. Ahí vemos como la ficción, el arte, nos representan el mundo, nos lo muestran. Y siendo como es la ficción o el arte un hecho individual (la mayor parte de las veces al menos) lo que nos llegará es la representación o la visión personal del mundo que el artista, el pintor, el escritor o cualquier otro tienen. El filosofo ha de crear un sistema de ideas, unos conceptos, ha de manejarse con la realidad, ha de exponer la realidad y saber que lo hace así. El artista ni siquiera tiene que saber que lo está haciendo para hacerlo. Es la gran ventaja de la ficción como explicación del mundo. No requiere nada. No necesita nada. Nos contará la realidad aunque no quiera.
Es como ponerse delante de un espejo, la ficción nos devolverá una imagen de la realidad aunque no queramos que sea así. Al tratar de contar una historia se desprenderá de ella una imagen de la realidad, como se desprende una imagen al ponernos ante un espejo. Unas veces será sin más un espejo, otras será un espejo deformado, otras será un detalle del reflejo, pero eso es la ficción, un espejo del mundo, una imagen, tal vez descolocada, volteada, de la realidad, pero eso al fin y al cabo: una explicación.

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